Una visita a la morada del macá tobiano
Una reflexión sobre qué implica supervisar y viigilar la
supervivencia de esta ave autóctona en peligro de extinción, en una de las
zonas más inhóspitas de nuestro país
Rodrigo Herrera
Un macá tobiano. Foto: Rodrigo Herrera Vegas
A fines de febrero, tuve la suerte de ser invitado por
Toyota y Aves Argentinas a la provincia de Santa Cruz para conocer el esfuerzo
que están realizando para salvar al macá tobiano, un ave en peligro de
extinción que se encuentra únicamente en territorio argentino . El macá tobiano
fue descubierto en 1974 y en aquel entonces se calculaba que había unos 5000 en
vida. Actualmente ese número cayó a menos de 800, ubicándolo en la lista
crítica de animales en peligro de extinción.
El grupo se trasladaría en 5 camionetas; por la naturaleza
del viaje, se invitaron a periodistas ambientales y especialistas en
automotores. Entre los anfitriones se encontraban el Presidente de Aves
Argentinas, Juan María Raggio, su Director Ejecutivo, Hernán Casañas y el
Director de asuntos corporativos de Toyota, Diego Prado. El grupo daba la
sensación inicial de ser bastante heterogéneo.
Las camionetas, una pieza esencial para el recorrido. Foto:
Rodrigo Herrera Vegas
El macá tobiano
A pocos minutos de abandonar El Calafate, nuestros celulares
dejaron de mostrar cualquier tipo de señal, sea 4G, 3G, E o inclusive la G
original que todavía funciona en muchos pueblos rurales.
Durante los próximos días nos encontramos lejos de cualquier
pueblo y de otro ser humano que no fueran los 14 "expedicionarios".
En gran parte de los tramos no se podía manejar a una velocidad mayor de 15
km/h, por el estado de los caminos rudimentarios, que fueron marcados por los
antiguos terratenientes cuidadores de ovejas. Luego de varias horas y expuestos
a vientos que rondaban los 80
km/h llegamos el martes a la primera laguna,
donde se encontraba el ya legendario (para nosotros) macá tobiano.
Al borde de la laguna nos encontramos con Esteban: llevaba
10 días haciendo guardia, viviendo en una carpa, observando y estudiando al
macá tobiano. En la Fundación trabajan asegurando su supervivencia,
principalmente amenazada por la presencia de especies invasoras y exóticas en
su zona reproductiva, como el visón americano, la trucha arcoiris y la gaviota
cocinera. A ésto se suma el cambio climático, que se manifiesta en aumentos en
la velocidad del viento y en severas sequías, que reducen su hábitat
reproductivo.
Observando al macá tobiano. Foto: Rodrigo Herrera Vegas
Inicialmente, era difícil entender cómo estos jóvenes se
exponen de manera voluntaria a los elementos durante 15 días consecutivos con
víveres limitados y solamente una carpa que los aísla de los famosos vientos
patagónicos que soplan sin piedad. Luego de charlar con ellos pude entender la
fuerza y la pasión que los lleva a hacerlo. Por un lado, la satisfacción de
estar cuidando una especie única en todo el planeta y el saber que si no lo
hacen, posiblemente sus hijos jamás lleguen a ver uno de estos
"patitos" como los llamaban cariñosamente. Pero sobre todo, entendí
cómo al observar las aves aprenden sobre su comportamiento, que fácilmente se
traslada a la manera que interactuamos entre humanos. Los observadores de aves
entienden bastante más que el promedio sobre comportamiento humano y en
definitiva los ayuda a ser felices.
Al día siguiente, visitamos una segunda laguna donde también
se encontraba otra colonia de macá tobiano. Esta vez tuvimos la suerte de tener
los 18 ejemplares a menos de 8 metros de distancia dentro de la laguna. Ya no
eran tan necesarios los largavistas para la observación. Inclusive la gente de
Aves Argentinas que nos acompañaba estaba sorprendida por la suerte de tenerlos
tan cerca.
El equipamiento
En mi mundo ideal sustentable, los vehículos que nos
trasladan deberían ser camionetas a hidrógeno, o híbridas. Pero las exigencias
de la Patagonia rápidamente me hicieron entender que la robustez del vehículo
es prácticamente lo único que importa. Al encontrarse sistemáticamente tan
lejos de toda fuente de calor o de energía, los voluntarios dependen de la
confiabilidad de los vehículos. Dadas las distancias, es clave además contar
con un combustible que sea abundante en la zona; como el gasoil. De hecho, se
está generando un nuevo problema por la disponibilidad del gasoil tipo Euro xxx
que es exigido por las nuevas camionetas para su buen funcionamiento en el
mediano plazo.
Las Hilux donadas por Toyota son, según la gente de Aves
Argentinas, las únicas que vienen aguantando las exigencias de cuidar al Macá
Tobiano. Varios contaban que durante las campañas pasaban la mayoría de su vida
diurna dentro de los vehículos; hace poco que instalaron en la estación
biológica (centro de operaciones del proyecto macá tobiano) una conexión a
Internet por un nuevo sistema de radio-enlace con un alcance de 50 km; antes
debían manejar 4 horas solamente para enviar un mensaje de Whatsapp. El precio
del sistema satelital les es prohibitivo.
El Cervecero, uno de
los refugios de los macá tobiano
El Cervecero, uno de los refugios de los macá tobiano. Foto:
Gentileza Aves Argentinas
En estas condiciones, así como es clave la confiabilidad de
los vehículos, también lo es las condiciones habitacionales. No hay que
olvidarse que arriba de estas mesetas no pasan líneas de electricidad y ni
hablar de gas de red. En algunos casos, el camión que les provee el gas puede
manejar hasta 600 km para la entrega. En ese sentido, estuve felizmente
sorprendido al ver que siempre se contaba con algo de energías renovables
(solar y eólica), además de un indispensable grupo electrógeno. También me
llamó la atención que en todos los lugares que visitamos se quiere agrandar la
instalación solar y paulatinamente abandonar la eólica, que dados los
fortísimos vientos se vuelve -según ellos- poco confiable, al menos con los
aerogeneradores que instalaron hasta ahora. Otro desafío es el almacenamiento
de la energía. Las baterías son costosas y pesadas. Además, en invierno las
tienen que trasladar a un lugar más cálido, dado que el frío reduce
drásticamente su vida útil.
El sol y el viento, fuentes de energía para estudiar al macá
tobiano. Foto: Rodrigo Herrera Vegas
Trabajo en equipo
Si algo me dejó de aprendizaje este viaje es lo fundamental
del trabajo en equipo en distintos niveles para lograr un objetivo común. En
primer lugar, me saco el sombrero por los integrantes y voluntarios de Aves
Argentinas, que deben confiar en sus compañeros, algunas veces hasta con sus
vidas. Juan Raggio me comentó como en los inicios no tenían protocolos de
seguridad como los tienen ahora, y en una ocasión casi deben pasar una noche
complicada en la meseta, sin carpa, si no fuera por los compañeros que los
vinieron a rescatar.
A pocos minutos de caminar por la meseta, todo se ve
bastante igual, y sin GPS es casi imposible
ubicarse. Y el otro trabajo en
equipo es el que lograron entre la asociación y el fabricante de vehículos. Es
común que las empresas limiten sus esfuerzos solidarios a aportar fondos por
las causas, pero es mucho más emocionante cuando el aporte viene directamente
desde el núcleo de su negocio, con compromiso y pasión.
El macá tobiano es un ave en peligro de extinción; se lo
conoce desde 1974. Foto: Gentileza Hernán Povedano / Aves Argentinas Rodrigo
Herrera Vegas es co-fundador de Sustentator.com – tomado de la nación de ar
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