Lecciones de nuestros desastres climáticos del verano
2017
Santiago, Chile, miércoles 1 de marzo de 2017, por Luis
Alberto Gallegos, editorial Boletín GAL- Todos los diagnósticos
científicos del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), de nuestros centros
académicos, de los organismos internacionales y de las organizaciones
ambientales, coinciden en que Chile no solo cumple con 7 de las 9
vulnerabilidades ante el cambio climático, sino que se ubica dentro de los 10
países a nivel planetario como de alto riesgo a los efectos del calentamiento
global.
Las manifestaciones más recientes, concretas y trágicas que
hemos padecido de esta vulnerabilidad son losdesastres de fuego y los
desastres de agua que nos han azotado en diversas regiones del país.
Quien aún tenga dudas de este nuevo, grave y severo escenario climático de
Chile que atraviesa todo el territorio, todos los pueblos y todas las
actividades existentes, que ahora medite objetivamente sobre lo acontecido.
Enfrentar esta situación demanda por parte del Estado, como
siempre se le impone, dos desafíos: la emergencia y la prevención.
Atender la emergencia es una responsabilidad de corto y mediano plazo. Atender
la prevención y adaptación es una tarea estratégica. Ambas son como las dos
caras de la misma moneda. Una no puede ser eficaz sin la otra.
Admitiendo científicamente que los recientes desastres son,
en gran medida efectos del cambio climático, todas las miradas de la
ciudadanía, de los observadores locales e internacionales se focalizan en los
instrumentos que el Estado chileno ha generado para prevenir estratégicamente
estas calamidades.
PANCC 2008-2012
En ninguna parte del Plan de Acción Nacional de Cambio
Climático, PANCC 2008-2012, aparece, por ejemplo, los diagnósticos, las líneas
de acción y las instituciones ejecutoras frente a los incendios forestales.
En cuanto a las inundaciones, en el Lineamiento general de
adaptación se señala: Desarrollar un paquete de medidas de adaptación, con el
fin de proteger la salud de las personas, los recursos hídricos, la
producción de alimentos, la infraestructura urbana y costera y el suministro
energético. Como Línea de acción se plantea: Generar escenarios climáticos a
nivel local, realizando un diagnóstico de la información existente en el país
en relación con la vulnerabilidad y los impactos del cambio climático. Para
ello, se revisarán y actualizarán escenarios de vulnerabilidad existentes, y
estudios relacionados, a objeto de determinar los enfoques metodológicos a
seguir en esta materia. Y se propone como Institución ejecutora a: Dirección
Meteorológica de Chile, en colaboración con universidades y centros de
investigación del país. Finalmente, se establece como Período de ejecución:
2008-2010 (Plan de Acción Nacional de Cambio Climático, PANCC 2008-2012, p.
41).
PANCC 2017-2022
En tanto, en el Anteproyecto de Plan de Acción Nacional de
Cambio Climático, PANCC 2017-2022, respecto a la vulnerabilidad ante este tipo
de desastres se señala la necesidad de fortalecer la gestión del riesgo
de desastres frente a los impactos del cambio climático. Textualmente
señala: “El cambio climático se ha identificado como un factor de riesgo,
debido a los impactos esperados en el largo plazo, los que expondrán cada vez
más a la población a los efectos del clima, y a que este fenómeno puede
aumentar el riesgo de desastres asociados a algunas amenazas, tanto de origen
natural como antrópico, como por ejemplo: la ocurrencia e intensidad de eventos
hidrometeorológicos extremos (marejadas, olas de calor, sequías, precipitación
intensa y sus efectos derivados como alud, aluvión, desbordes,
inundaciones, entre otros), la probabilidad de ocurrencia de incendios
forestales, las emergencias sanitarias que podrían ser aumentadas por
efectos del clima (p. 27). En esta perspectiva, el PANCC 2017-2022 se plantea
como Línea de Acción, el Fortalecimiento de capacidades en gestión del riesgo
de desastres para la adaptación al cambio climático; generar y fortalecer
capacidades sobre la adaptación al cambio climático en el marco de la reducción
del riesgo de desastres, enfocado en las instituciones públicas, del nivel
nacional, regional y local. (p. 28)
En otras palabras, en el 2008, los impactos del cambio
climático aún no los teníamos plenamente identificados en su forma empírica de
manifestarse. Y ello suele deberse a que los diagnósticos científicos en
materia climática se apoyan en datos de períodos, curvas, tendencias,
modelamientos y proyecciones que no siempre disponen de modalidades factuales
de expresarse. Por ello, es entendible que el PANCC 2008-2012 no incluyera
estos temas y se limitara a procesos de diagnósticos y enfoques metodológicos.
En cambio, en los años recientes los desastres se han
acentuado en Chile y a nivel global, al compás del incremento del aumento de la
temperatura planetaria y de los débiles resultados concretos en mitigación de
GEI establecidos en los acuerdos internacionales. Por ello es que el
Anteproyecto de PANCC 2017-2022 ya incorpora líneas de acción de adaptación que
los incluye. Por cierto, los hechos reales y la práctica concreta son los
mejores dinamizadores de la gestión del conocimiento científico en todas las
esferas y, por tanto, también en la climática.
Debilidades y desafíos
No obstante, aún existen grandes debilidades que tienen que
ver con el acceso a decisiones políticas con suficiente poder y a una
institucionalidad eficiente para asumir estos casos.
Debemos valorar que el MMA forme parte de la Plataforma
Nacional de Reducción del Riesgo de Desastres, instancia multisectorial del
Estado, de carácter eminentemente consultivo, asesor y promotor de la reducción
del riesgo de desastre, en los diferentes niveles de la sociedad, liderada por
la Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior y Seguridad
Pública.
Pero ello es insuficiente. Por ejemplo, el Comité Operativo
de Emergencia (COE) a nivel nacional no incluye al Departamento de Cambio
Climático del MMA; los COE regionales tampoco incluyen a los SEREMI de Medio
Ambiente, salvo excepciones. Y ello debilita enormemente la capacidad de
respuesta integral ante los desastres climáticos. Debido a que estas
situaciones de crisis han dejado de ser simples sucesos aislados y sin
conexión. En las actuales circunstancias, son eventos que requieren una
atención inmediata y de urgencia -para lo cual disponemos de organismos
especializados-, pero también de diagnósticos, prevención y diseños de
estrategias específicas de adaptación para las zonas de desastre, para lo que
también disponemos de organismos especializados: los ambientales y climáticos.
Pero, no los sabemos utilizar y sincronizar adecuadamente.
Por ejemplo, bajo el marco de la nueva institucionalidad
ambiental creada por la Ley 20.417, el Anteproyecto de PANCC 2017-2022
incentiva la creación del Equipo Técnico Interministerial de Cambio Climático
(ETICC) y los Comités Regionales de Cambio Climático (CORECC) -ya existen en
Regiones de Tarapacá, Coquimbo y Valparaíso-, en donde estarían los GOREs,
SEREMIAS, municipalidades y la ciudadanía. En este contexto, seríamuy
apropiado, urgente y necesario que el ETICC se integrara al COE nacional y los
CORECC a los COE regionales. De este modo, se podrían conjugar dos
miradas o dos lecturas sobre los desastres climáticos: las de emergencia y las
estratégicas de adaptación al cambio climático.
Finalmente, estimamos que estas recientes experiencias de
impactos climáticos de 2017 -entre otras que ya empezaron desde antes como los
climas extremos, la sequía, derretimiento de glaciares, subida del nivel del
mar, acidificación de las aguas marinas, extinción de biodiversidad-, nos
brindan lecciones inapreciables para optimizar nuestra capacidad de
adaptación ante el cambio climático. Las decisiones están en nuestras
manos, autoridades, municipios y la ciudadanía. Y son decisiones socio
políticas. (FIN) VER:https://boletingal9000.files.wordpress.com/2017/02/editorial-lecciones-de-nuestros-desastres-climaticos-de-verano-2017.pdf
Tomado de envio de boletín gal de chile
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