Nuevas “islas” dificultan la navegación en
Casa Blanca
Tras siete semanas de trabajo, el empresa belga Jan De Nul
finalizó a principios de febrero el dragado del paso Casa Blanca en el río
Uruguay, del kilómetro 196 al 200, entre las ciudades de Concepción del Uruguay
y Paysandú. A mitad de año, tras su balizamiento, sustituirá a los pasos Almirón
Chico y Grande para el tráfico de barcos, que ahora podrán tener una
profundidad de 19 pies de calado (5,18 metros) y recibir embarcaciones de hasta
17 pies.
Finalizados los trabajos de profundización, el río Uruguay
cambió su fisonomía entre Casa Blanca y la isla Almería, y resulta desconocido
hasta para el navegante más experimentado. Actualmente es un desafío peligroso
atreverse a salir del rumbo del nuevo canal, que además aún falta marcar. Es
que nuevos bancos e islotes de pedregullo y piedra molida apenas afloran a la
superficie con un río a dos metros sobre el cero de la escala del puerto de
Paysandú; aunque algunos de ellos ya pueden catalogarse de verdaderas islas, ya
que sobresalen más de un metro sobre las aguas.
Por otra parte, la boca entre las islas Almirón y Almería
quedó prácticamente cerrada por los restos del dragado. En ese paso solo se
podía navegar con precaución con el río alto, porque allí existe un gran banco
de arena que solo se podía superar con cotas mayores a un metro; pero con el nuevo
panorama ahora es directamente imposible.
A su vez, el trayecto entre Almería y la costa uruguaya
presenta una gran cantidad de estos obstáculos propicios para encallar veleros,
por su quilla, o romper hélices o patas de los motores fuera de borda de las
lanchas. Es así que ya se han reportado innumerables varaduras de veleros que
desconociendo el dramático cambio en el lecho del río, tomaron ese camino.
Los islotes –aún sin nombre– son una tentación para
desembarcar, pero puede resultar muy riesgoso hacerlo. Dado que están “en el
medio” del río, las aguas a su alrededor corren con mucha fuerza, y a solo unos
metros de la nueva costa las profundidades pueden llegar a ser de tres o cuatro
metros. Esa es precisamente la mayor dificultad para la navegación, puesto que
los equipos de sonar para detectar profundidades –ecosonda– solo marcan lo que
sucede debajo del casco de la embarcación y no lo que pueda haber delante. Y
las variaciones de profundidad son abruptas, por lo que se puede estar con
cuatro metros de agua y pasar en un abrir y cerrar de ojos a 40 centímetros,
que es totalmente insuficiente para cualquier embarcación.
Desde la CARU siempre se entendió la importancia de
señalizar correctamente cualquier obstáculo en el río, de forma de facilitar lo
más posible la navegación deportiva. Tanto es así que hace unos años el
organismo binacional imprimió un folleto con el detalle de los obstáculos
existentes entre Colón y Concepción del Uruguay. Hoy ese catálogo quedó
obsoleto con estos cambios, que serían imposibles de advertir.
Durante el anterior dragado del paso Almirón –detrás de la
isla Almería– se tuvo la precaución de dejar los sedimentos extraídos sobre la
costa de la isla, llevándolos con largos caños que vertían en los lugares
elegidos. En este caso solo se tiró los vertidos a ambos lados de la canal.
TOMADO DE EL TELGRAFO DE UY
No hay comentarios:
Publicar un comentario