“Después de que se
fertiliza el campo natural, nadie deja de hacerlo”, señaló productor en la
jornada
de campo
El predio del productor Roberto Baladao, ubicado a dos
kilómetros de pueblo Porvenir, luce espléndido en sus 30 hectáreas, que le
permite contar con 100 vacunos en el tambo debido a un impecable sistema de
campo natural con fertilización. “Yo creo que después de que se fertiliza el
campo natural, nadie deja de hacerlo”, sostuvo convencido, pero con el aval a
su lado de los técnicos del Instituto Plan Agropecuario.
Es que también los ingenieros agrónomos Marcelo Pereira y
Rómulo Cesar, responsables de la jornada organizada por la Asociación de
Productores de Leche de Parada Esperanza (Aplpe) y en el marco del Proyecto de
Fortalecimiento Institucional MGAP-Aplpe, coincidieron en el destacado trabajo
que el productor lleva a cabo. Denominada “Manejo sostenible de tambo. Las
pasturas naturales como dieta base”, la actividad contó con más de medio
centenar de participantes, entre productores, técnicos y estudiantes de la tecnicatura
agraria.
Desde hace tres años el predio de Baladao es todo campo
natural, con fertilización y una respuesta “muy importante”, según el productor
que fertiliza con 50 kilos de potasio, 100 kilos de urea y 100 kilos de
7-40/40-0, que es un fertilizante binario. Fertiliza solamente en otoño y el
año pasado también lo hizo en primavera, “con una respuesta que es
impresionante”, subrayó, y que se observa a simple vista.
Después que se entra al sistema de fertilización de campo
natural, “nadie deja de hacerlo porque es muy sencillo y rústico, además de
hacerse un interesante pastoreo, porque se puede sacrificar la pastura natural
que no le afecta para nada. La lluvia no le afecta y tal vez lo puede hacer una
seca”, reiteró, aclarando que de todas formas la seca complica a cualquier
sector.
TAMBERO DE CUATRO DÉCADAS
Hace más de 42 años que Roberto Baladao es productor
lechero. Es un predio 30 hectáreas y pisando los 100 animales, “pero siendo muy
productivo”, enfatizó. “Saco bastante buena leche, aunque hay meses como
febrero y marzo que son difíciles y recién ahora está prendiendo la luz verde.
En esos meses, mucha vaca preñada que hay que ir largando, porque la carga de
animales es grande y eso hay que ir bancándolo”, dijo.
La ración le sale muy barata porque la prepara él mismo. “No
alcanza a U$S 150 la tonelada. Esa hora de ordeñe a la mañana y en la tarde las
lecheras comen a discreción. Porque como es barata, les doy bastante. Me gusta
dar bastante ración, aunque reconozco que a veces los números son ajustados y
hay que medir un poco”, aclaró. De todas maneras, precisó que los animales
nuevos, además de las vaquillonas y las vacas a parir, entran al tambo a comer
“unos 15 a 20 días antes de dar cría”.
La ración es de descarte de cebada, maíz y le agrega urea,
carbonato de calcio y sales minerales. “Cuando los números están más lindos, me
gusta darle unos 100 kilos de descarte y 50 de maíz. Ahora como los números
están más ajustado, y el maíz está más caro, achiqué el maíz, y les estoy dando
un 10%”, sostuvo.
Recordó que hace un tiempo atrás si se hablaba de campo
natural en un tambo, se decía que eso no podía ser. El predio “desde mis
abuelos fue siempre campo natural, más de 100 años de campo natural que mi
padre lo celaba mucho”, añadió.
La forma en que desarrolla la tarea le ha permitido llegar a
las cuatro décadas: “Creo que llegué a más de 40 años de tambero porque
simplifico la tarea totalmente. A las lecheras las llevo a pastorear a las 6.30
a la chacra y las traigo a las 16 horas al tambo y quedan en los potreros al
lado de la casa hasta el otro día”.
El pastoreo se hace en parcelas grandes, “y que duran un mes
de una pasada a la otra, mientras se va observando el estado de las pasturas,
porque digo un mes pero si a los 20 días está para cambiar, se cambia”. Semanas
atrás “saqué 180 fardos con animales adentro, porque sobraba el pasto y había
que aprovecharlo”, explicó.
LLAMA LA ATENCIÓN
Para el ingeniero agrónomo Marcelo Pereira, técnico del Plan
Agropecuario y presidente de la Mesa de Campo Natural, “llama la atención cómo
en un tambo su principal base forrajera son las especies nativas. Lo que llama
profundamente la atención es que pasturas que vienen de haber sido praderas
degeneran en estipales, es decir una flechilla morada alta de invierno y buena
productividad nativa, especie frecuente y abundante en el basalto y bastante
escasa en el sur del país”.
El profesional sanducero indicó que “se diseña un sistema en
base a la utilización de fertilizante y suplementación, pasando a ser estas
especies nativas, fundamentalmente la flechilla y el pasto miel, la base
forrajera fundamental de este tambo”. Acotó que la persistencia de estas
especies “es altísima y con un buen manejo del sistema de pastoreo y
fertilizantes, da una abundante cantidad y calidad de forraje”.
“MUY INTERESANTE”
El manejo de Baladao “es muy interesante”, explicó Pereira.
“Hay una fertilización en otoño y ya desde el año pasado también en primavera,
en donde agrega fertilizante fosfatado, urea y potasio”, dijo.
Manifestó que en otoño para favorecer el crecimiento de las
especies de invierno –flechilla y raigras–, el manejo “es bien claro de
eliminar desde principios de marzo todos los restos secos que impidan el
crecimiento de las especies invernales. Y una fertilización primaveral que
promueve el crecimiento de las especies de verano, que es el pasto miel,
empezando a aparecer pasto horqueta (excelente en productividad y calidad) y un
poco de presencia de gramilla, que no es la común y corriente, sino que es de
hoja larga y bastante buena calidad. Esto le da estabilidad en el tiempo”,
especificó.
Para ser más gráfico, Pereira destacó que “esto es lo que le
brinda estabilidad en el tiempo. Hay especies perennes invernales y especies
perennes estivales. Las dos de calidad finas y tiernas, especies muy
engordadoras con muy buena productividad, y a su vez con buena calidad”.
CUMPLE CON LOS OBJETIVOS
Aunque los registros comenzaron a llevarse hace poco tiempo
por parte del ingeniero agrónomo Mateo Ceriani, que trabaja en un programa de
competitividad de Conaprole, en términos generales “el sistema cumple con los
objetivos propuestos”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Rómulo
Cesar.
El técnico en Paysandú del Plan Agropecuario expresó que “se
debe manejar la sustentabilidad ambiental que está dada por la dieta pastoril
que en su totalidad es en base a campo natural, y la otra sustentabilidad es la
económica”.
A partir de productividades “bien interesantes, que están en
el entorno de los 10.000 litros de leche por hectárea, con los costos que se
incurren, dan números gruesos para el ejercicio pasado en el entorno de los U$S
300 por hectárea”, agregó el profesional.
Entiende que la carga animal “es alta, hablamos de 1,3 vaca
masa por hectárea por superficie de pastoreo lechero, buenos niveles de
producción individual, y costos controlados en la medida que la parte pastoril
es en base a pasturas naturales y el uso de concentrados”.
También tiene mucho que ver en los números finales “la
habilidad comercial del productor, la estrategia que sigue y la elección de los
concentrados que utiliza y el costo que finalmente redunda en el uso de esos
concentrados”, explicó Cesar. TOMADO DE EL TELEGRAFO DE UY
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