lunes, 24 de abril de 2017

MODA VERDE crece compromiso fuerte con ambiente

Moda verde: crecen las marcas con un fuerte compromiso social y ambiental
Cada vez son más los diseñadores independientes que utilizan material de descarte, son "ecofriendly" y que incorporan a grupos vulnerables en su cadena de valor; su principal desafío es poder desarrollar materias primas locales y conseguir más clientes
Tais Gadea Lara 
Diseño sustentable, "ecofriendly", consciente o verde. Son varios los términos que se escuchan alrededor del mundo para dar cuenta de una nueva forma de producir ropa, que también está ganando su lugar en la Argentina.
Independientemente del término elegido, la apuesta del productor tiene que incluir los tres ejes de la sustentabilidad: garantizar condiciones dignas de trabajo al interior del equipo, cuidar el ambiente con las materias primas elegidas y a lo largo de los procesos, y presentar el producto final a un precio justo para todos los actores involucrados.
Se desconoce la cantidad exacta de este tipo de profesionales en el país, pero se sabe que cada vez proliferan más emprendimientos. "Están creciendo las propuestas de diseño sustentable, pero es complejo llevar un relevamiento estadístico", explica la argentina Paula Gray, con más de 15 años de trayectoria en el diseño sustentable.
¿Cuán fácil es ser un diseñador verde en la Argentina? Es en las materias primas donde Gray encuentra uno de los principales desafíos para los profesionales locales: "En la Argentina hace falta un desarrollo de materias primas. Hay que enfrentar un montón de obstáculos para poder acceder a ellas y la mayoría del algodón orgánico o la fibra de bambú, por ejemplo, se termina importando".
Según Gray -consultora y conferencista- los consumidores juegan un rol clave a este propósito: las marcas emplearán materiales ecológicos cuando haya una demanda creciente que se lo exija.
En ese camino de desafíos, los perjudicados son los emprendedores con alto talento que no logran acceder a los insumos necesarios para hacer realidad sus conceptos de diseño. "El foco hoy debe estar en el upcycling, en reutilizar descartes y darles nueva vida en prendas de diseño de autor".
A esta última tarea comienzan a abocarse algunas materias en las universidades planteándoles desafíos a los estudiantes -y futuros diseñadores- para que presenten trabajos elaborados con desechos.
Luego de su reciente viaje por Perú, la diseñadora británica Carry Somers conversó con LA NACION sobre los avances alcanzados en la región latinoamericana en pos de un diseño más sustentable: "América latina tiene un patrimonio textil increíblemente diverso y rico, y puede contribuir a una estética de diseño más sustentable, mostrando sus habilidades y la belleza de la moda lenta".
Somers, fundadora del movimiento internacional Fashion Revolution (que hoy inicia su semana anual de celebración y acción), agrega: "Una gran cantidad de ropa de la región se hace a partir de materias primas que se cultivan allí, como el algodón, la lana y la alpaca; y aún se practica la hilatura, el tejido y el teñido como industrias artesanales. Por lo que debería ser mucho más fácil acá que en cualquier lugar del mundo saber quién hizo tu ropa".
Un precio justo
El respetar a todos los actores involucrados en la cadena de valor -y pagarles de acuerdo a su trabajo- puede hacer que el producto final sea más caro que el de mercado. Por eso los especialistas señalan la necesidad de concientizar a los consumidores sobre el impacto positivo que generan al comprar una prenda sustentable.
En esta misma línea, Somers les da un consejo a todas las personas involucradas en la moda sustentable: "Los diseñadores tienen que comunicar sobre la relación que tienen con todos los empleados que hacen su ropa, los trabajadores que cultivan o fabrican sus materias primas, y sobre cómo nuestra compra de ese producto ayuda a elevar, en lugar de oprimir, a los productores".
Gray se muestra contundente sobre la característica distintiva de los diseñadores argentinos de este nicho, la colaboración: "No se trata sólo de tener un negocio, sino de una perspectiva de cuidar el planeta. Por eso se comparte información, experiencias, conocimientos. Hay una sinergia entre colegas que no suele ocurrir en la industria tradicional".
Para Gray la base de todos estos desafíos se unifican en uno: la comunicación, la información que se ofrece y se tiene.
Somers coincide con este aspecto al referirse a las grandes empresas del sector: "Todavía hay mucha información crucial acerca de las prácticas de la industria de la moda que se mantiene oculta, en especial, cuando se trata de datos sobre su impacto tangible en la vida de los trabajadores y en el ambiente".
Por ello cada año, desde su organización se publica el Índice de Transparencia de la Moda, para ofrecer información a los consumidores sobre el impacto de las marcas en sus procesos.
Somers concluye: "Los diseñadores de América latina tienen acceso a tantas materias primas y métodos de producción sustentables que deben utilizarlos y celebrarlos. Tenemos que construir un futuro para la moda donde estemos creando ropa que apele no sólo desde lo comercial, sino que también alimente nuestro creciente deseo de conexión con otras personas y con la naturaleza".
Transparencia en la industria
El Índice de Transparencia en la Moda, elaborado por Fashion Revolution (fashionrevolution.org), revisó 100 de las marcas de moda más importantes del mundo y los minoristas clasificados.
El puntaje promedio logrado por las marcas fue de 49 sobre 250, menos del 20% del total de puntos posibles. Ninguna de las empresas superó el 50%.

Sólo el 55% publica metas sociales y ambientales a largo plazo. Tomado de la nación de ar 

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