Moda verde: crecen las marcas con un fuerte compromiso
social y ambiental
Cada vez son más los diseñadores independientes que utilizan
material de descarte, son "ecofriendly" y que incorporan a grupos
vulnerables en su cadena de valor; su principal desafío es poder desarrollar
materias primas locales y conseguir más clientes
Tais Gadea Lara
Diseño sustentable, "ecofriendly", consciente o
verde. Son varios los términos que se escuchan alrededor del mundo para dar
cuenta de una nueva forma de producir ropa, que también está ganando su lugar
en la Argentina.
Independientemente del término elegido, la apuesta del
productor tiene que incluir los tres ejes de la sustentabilidad: garantizar
condiciones dignas de trabajo al interior del equipo, cuidar el ambiente con
las materias primas elegidas y a lo largo de los procesos, y presentar el
producto final a un precio justo para todos los actores involucrados.
Se desconoce la cantidad exacta de este tipo de
profesionales en el país, pero se sabe que cada vez proliferan más
emprendimientos. "Están creciendo las propuestas de diseño sustentable,
pero es complejo llevar un relevamiento estadístico", explica la argentina
Paula Gray, con más de 15 años de trayectoria en el diseño sustentable.
¿Cuán fácil es ser un diseñador verde en la Argentina? Es en
las materias primas donde Gray encuentra uno de los principales desafíos para
los profesionales locales: "En la Argentina hace falta un desarrollo de
materias primas. Hay que enfrentar un montón de obstáculos para poder acceder a
ellas y la mayoría del algodón orgánico o la fibra de bambú, por ejemplo, se
termina importando".
Según Gray -consultora y conferencista- los consumidores
juegan un rol clave a este propósito: las marcas emplearán materiales
ecológicos cuando haya una demanda creciente que se lo exija.
En ese camino de desafíos, los perjudicados son los
emprendedores con alto talento que no logran acceder a los insumos necesarios
para hacer realidad sus conceptos de diseño. "El foco hoy debe estar en el
upcycling, en reutilizar descartes y darles nueva vida en prendas de diseño de
autor".
A esta última tarea comienzan a abocarse algunas materias en
las universidades planteándoles desafíos a los estudiantes -y futuros diseñadores-
para que presenten trabajos elaborados con desechos.
Luego de su reciente viaje por Perú, la diseñadora británica
Carry Somers conversó con LA NACION sobre los avances alcanzados en la región
latinoamericana en pos de un diseño más sustentable: "América latina tiene
un patrimonio textil increíblemente diverso y rico, y puede contribuir a una
estética de diseño más sustentable, mostrando sus habilidades y la belleza de
la moda lenta".
Somers, fundadora del movimiento internacional Fashion
Revolution (que hoy inicia su semana anual de celebración y acción), agrega:
"Una gran cantidad de ropa de la región se hace a partir de materias
primas que se cultivan allí, como el algodón, la lana y la alpaca; y aún se
practica la hilatura, el tejido y el teñido como industrias artesanales. Por lo
que debería ser mucho más fácil acá que en cualquier lugar del mundo saber
quién hizo tu ropa".
Un precio justo
El respetar a todos los actores involucrados en la cadena de
valor -y pagarles de acuerdo a su trabajo- puede hacer que el producto final
sea más caro que el de mercado. Por eso los especialistas señalan la necesidad
de concientizar a los consumidores sobre el impacto positivo que generan al
comprar una prenda sustentable.
En esta misma línea, Somers les da un consejo a todas las
personas involucradas en la moda sustentable: "Los diseñadores tienen que
comunicar sobre la relación que tienen con todos los empleados que hacen su
ropa, los trabajadores que cultivan o fabrican sus materias primas, y sobre
cómo nuestra compra de ese producto ayuda a elevar, en lugar de oprimir, a los
productores".
Gray se muestra contundente sobre la característica
distintiva de los diseñadores argentinos de este nicho, la colaboración:
"No se trata sólo de tener un negocio, sino de una perspectiva de cuidar
el planeta. Por eso se comparte información, experiencias, conocimientos. Hay
una sinergia entre colegas que no suele ocurrir en la industria
tradicional".
Para Gray la base de todos estos desafíos se unifican en
uno: la comunicación, la información que se ofrece y se tiene.
Somers coincide con este aspecto al referirse a las grandes
empresas del sector: "Todavía hay mucha información crucial acerca de las
prácticas de la industria de la moda que se mantiene oculta, en especial,
cuando se trata de datos sobre su impacto tangible en la vida de los
trabajadores y en el ambiente".
Por ello cada año, desde su organización se publica el
Índice de Transparencia de la Moda, para ofrecer información a los consumidores
sobre el impacto de las marcas en sus procesos.
Somers concluye: "Los diseñadores de América latina
tienen acceso a tantas materias primas y métodos de producción sustentables que
deben utilizarlos y celebrarlos. Tenemos que construir un futuro para la moda
donde estemos creando ropa que apele no sólo desde lo comercial, sino que
también alimente nuestro creciente deseo de conexión con otras personas y con
la naturaleza".
Transparencia en la industria
El Índice de Transparencia en la Moda, elaborado por Fashion
Revolution (fashionrevolution.org), revisó 100 de las marcas de moda más
importantes del mundo y los minoristas clasificados.
El puntaje promedio logrado por las marcas fue de 49 sobre
250, menos del 20% del total de puntos posibles. Ninguna de las empresas superó
el 50%.
Sólo el 55% publica metas sociales y ambientales a largo
plazo. Tomado de la nación de ar
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