Bolivia, muy
vulnerable al cambio climático
Bolivia es el segundo país más vulnerable de Sudamérica y el
quinto menos preparado para mitigar los daños del cambio climático. | FIDES
CHAPARE
Bolivia es el segundo país más vulnerable de Sudamérica y el
quinto menos preparado para mitigar los daños del cambio climático. | Rubén
Rodriguez
Bolivia es el segundo país más vulnerable de Sudamérica y el
quinto menos preparado para mitigar los daños del cambio climático. | José
Rocha
Bolivia es el segundo país más vulnerable de Sudamérica y el
quinto menos preparado para mitigar los daños del cambio climático, según una
investigación del programa ND-GAIM Country Index, del proyecto Iniciativa de
Adaptación Global de la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos).
Este dato corrobora lo que hace un par de años advirtió la
Organización de las Naciones Unidas (ONU): que Bolivia era uno de los países
más expuestos al fenómeno del calentamiento global.
Según el estudio norteamericano, Bolivia se encuentra en el
puesto 124 de 181 países estudiados y es el segundo país más vulnerable de
Sudamérica a ser golpeado por el cambio climático (el primero es Guayana) y es
el quinto menos preparado para mitigar los daños (Venezuela, Surinam, Guayana
Francesa y Guayana están peor capacitados).
Para determinar qué país está más preparado y cuál corre
mayor peligro frente a los efectos del calentamiento global, el proyecto recoge
datos que muestran la vulnerabilidad al cambio climático y otros desafíos
globales en combinación con su prontitud para reaccionar ante una catástrofe y
su capacidad de adaptación
Ranking
Chile ocupa el puesto 30 de la lista mundial, es el mejor
puntuado de la región porque tiene un bajo nivel de vulnerabilidad y políticas
de reacción eficientes y rápidas ante una catástrofe climatológica.
Por otra parte, en el top 10 a nivel mundial están: Nueva
Zelanda, Noruega, Dinamarca, Reino Unido y Alemania. El continente europeo
cuenta con los países más preparados para hacer frente al cambio climático. En
las últimas posiciones de la lista están los países africanos como: La
República Democrática del Congo, Sudán, la República Centroafricana, Chad y
Eritrea.
Alerta global
Centrarse sólo en el país en el que se habita, sin embargo,
es un ejercicio de reduccionismo poco útil en este caso. El drama y el peligro
es global, la conciencia unitaria es urgente y la acción política, económica y
social necesaria a todos los niveles y en todos los ámbitos.
El cambio climático dejó de ser una posibilidad distante,
para convertirse en una realidad apremiante que avanza con el impacto de los
gases de efecto invernadero, de las deforestaciones masivas y del calentamiento
global, producto de las consecuencias negativas de la acción humana sobre el
planeta que se pueden percibir desde todos los puntos de la Tierra: desde el
deshielo del ártico hasta las devastadoras consecuencias de El Niño.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
presentó en 2014 un informe en el que se alertaba ya de los problemas que
sufriría Bolivia por el cambio climático, pese a que el país es uno de los que
menos incide en ese fenómeno, dada su baja emisión de gases de efecto
invernadero. En el informe también estaban Perú, Colombia y Ecuador.
Así, desde el inicio del año, en el norte y centro de Perú,
los "huaicos" (avalanchas), los desbordes de los ríos y las
inundaciones provocaron la muerte de más de 100 personas.
Una feroz avalancha desatada la medianoche del viernes
pasado tras fuertes lluvias provocó la muerte de al menos 262 personas en
Mocoa, en la Amazonía colombiana. Entre los fallecidos hay al menos 43 niños.
En Bolivia, el desborde de los ríos Chapare, 24, Vinchuta y
Coni, ocurrido el último fin de semana en tres municipios del trópico de
Cochabamba, provocó la inundación de más de 20 viviendas y cerca de 3.000
familias yuracarés damnificadas, además caminos y puentes sufrieron daños.
La vulnerabilidad medioambiental de Bolivia, según la ONU,
se debe entre otras razones a la existencia en el país de ecosistemas
variables, una creciente deforestación y una falta de información científica
para afrontar el problema del cambio climático.
El informe del PNUD concluía que la temperatura media de
Bolivia está experimentando aumentos que podrían ser de hasta dos grados
centígrados en 2030 y de 5 a 6 grados hasta 2100.
La ONU también constató cambios significativos en los
patrones de lluvia, con un descenso en zonas secas y un incremento en el área
húmeda de la selva amazónica.
Entre las recomendaciones del PNUD a Bolivia figuraban el
freno a la deforestación y el diseño de un nuevo marco regulatorio para hacer
frente al cambio climático.
Así, en 2015, el fenómeno de El Niño asolaba el país e
intensificaba los periodos de sequía. Como trágico ejemplo, el lago Poopó,
ubicado en la zona del altiplano de Oruro, se secaba y quedaba reducido a un
pequeño humedal.
A esos problemas se añade también una falta de control de la
contaminación de los ríos por parte de las compañías del sector minero, clave
para la economía del país. El negocio de la minería absorbe además el agua que
necesitan muchas áreas rurales y urbanas del país y su expansión afecta al
medio ambiente por la creciente deforestación de bosques próximos a las cuencas
mineras.
Cambio climático, sequías interminables, contaminación de
los ríos, mala gestión administrativa, falta de cultura medioambiental, el
crecimiento desordenado de las ciudades, el urbanismo y el desarrollo hicieron
que el año pasado Bolivia atraviese su peor crisis de agua en 25 años por la
conjunción de todos estos factores. La escasez de agua potable llegó a afectar
a cinco de los nueve departamentos del país.
Glaciares
El deshielo de glaciares en el planeta, producto del
calentamiento global, también golpea.
El 63 por ciento del área glaciar de los Andes tropicales,
que abarcan partes de Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia, se perdió a
lo largo del último medio siglo por el cambio climático, según los expertos.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por
sus siglas en inglés) asegura que “los glaciares son los ecosistemas donde con
mayor facilidad se evidencian los efectos del cambio climático y por eso son
variables clave para la identificación de estrategias en observaciones del
clima global”.
Urbanismo y
desarrollo
El urbanismo y el desarrollo han hecho que se cambien
árboles por campos para agricultura y ganadería. Se tala y, cuando llueve, se
pierde la contención natural, como ocurrió con la semisepultada Mocoa.
"Una condición de coberturas en bosques protegidos por
la Reserva Forestal había permitido una relación armónica entre la ciudad y su
paisaje circundante", escribió el ambientalista colombiano Rodrigo Botero
en la revista Semana.
La pobreza, el desplazamiento forzado por situaciones de
violencia y la migración en búsqueda de mejores oportunidades han llevado a un
crecimiento desordenado de las ciudades, según los expertos.
"El centralismo hace que la gente busque instalarse
cerca de las ciudades, donde sea, sin importarles si por allí antes pasó un río
o es una quebrada por donde desciende lo que se acumula de las lluvias. Esto
requiere una revisión integral", dice Ortíz de Zevallos.
En 2017 seguirá la tendencia de climas extremos e
inusuales registrados en 2016 en todo el
orbe, pronosticó la Organización Meteorológica Mundial.
A 175.000 millones de dólares alcanzaron los desastres y
catástrofes naturales ocurridos en el mundo durante 2016, el doble que en 2015
(94 mil millones).
En 2016 las catástrofes naturales fueron no obstante menos
mortales, con 11 mil víctimas frente a más de 26 mil en 2015, según el estudio
anual de Sigma. Tomado de los tiempos de Bolivia
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