La ciencia que nace
en el laboratorio de química de la Eemac
La 12ª edición de la Semana de la Ciencia y la Tecnología,
un evento que este año se plantea celebrar los conocimientos en robótica,
inteligencia artificial y biotecnología y que se desarrolla estos días, y la
Jornada de Química que organiza para mañana el Departamento de Química del
Litoral ubicado en la Estación Experimental Mario A. Cassinoni (Eemac), brindan
un buen marco para conocer un poco más el laboratorio ubicado en esa
dependencia de la Universidad de la República.
Dependiente de la Facultad de Química y parte del Cenur
Litoral Norte, el edificio en la Eemac comenzó a construirse en 2011; la
primera etapa finalizó en 2012 y la segunda a fines de 2013. Además, se
equiparon todos los laboratorios con los materiales y equipos correspondientes,
más los recursos humanos y la asignación de todos los cargos docentes, como
parte de la iniciativa de descentralización de la UdelaR. Todo esto exigió una
inversión de 1,5 millones de dólares.
Allí los alumnos se forman en química con orientación
agrícola y medio ambiente, la opción más relacionada con la región. La primera
generación, que arrancó en 2013, estaba conformada solo por cuatro estudiantes,
pero ya para este año comenzaron con 15 en las aulas. Y entre los cargos
efectivos, los zafrales y los becarios suman alrededor de 40 personas que pasan
sus días en este laboratorio. “Es un muy buen número que permite desarrollar,
plantearte cosas, te da un crecimiento sostenible y estable. No es una cosa que
aparece y después desaparece. Se forman recursos humanos locales”, dijo a EL
TELEGRAFO Guillermo Moyna, director del Departamento de Química del Litoral.
La movida de toda la Eemac, que ha ido en aumento en los
últimos años, también afectó el servicio público de transporte: de los dos
habituales horarios de Copay, de las 6 y las 14 horas, se sumaron otros dos, a
las 8 y a las 17. A esta altura, en la carrera de químico agrícola ya cuenta
con varios alumnos de la región, de Salto, de Young, de Mercedes. Vienen
profesores viajeros de Montevideo, hay otros residentes, y se brindan algunas
clases teóricas por videoconferencia.
RESONANCIA NUCLEAR
Moyna se encargó de mostrar la sala donde se encuentran los
dos equipos de resonancia magnética nuclear (RMN), que sirve --en muestras muy
chicas-- para realizar análisis a nivel de un organismo a nivel molecular,
atómico. “Permite obtener información sobre especies moleculares atómicas que
hay en una muestra. Eso a nosotros nos revela un montón de cosas, como
sencillamente saber si se está preparando lo que se quiere o no (cosa que hacen
todos los laboratorios del departamento), o analizar muestras complejas”,
comentó el director.
“Podemos agarrar una muestra como puede ser leche o sangre,
y estudiarla si está afectada por algo, si tiene mastitis o cetosis, y podemos
diferenciar los dos grupos y por lo tanto nos sirve como herramienta de
diagnóstico. Podemos ir de lo muy finito a lo grueso. Estos equipos no solo
cumple funciones para nosotros si no también para un montón de grupos y
docentes de la universidad que mandan sus muestras”, explicó Moyna, quien
retornó a Uruguay en 2010 después de trabajar varios años como docente
universitario en Estados Unidos.
LABORATORIO DE SÍNTESIS ORGÁNICA
Florencia Parpal, docente y estudiante de posgrado, indicó
que el laboratorio de síntesis orgánica se utiliza para “sintetizar moléculas
orgánicas” en base a “varios proyectos”. Por ejemplo, “mi proyecto de posgrado
apunta a sintetizar moléculas análogas a los productos naturales que existen en
algunas plantas, en mi caso, con ácido jasmónico para utilizarlo como
abstractor parasitoide que ataca las chinches que se comen las plantas”.
La idea es utilizar las moléculas sintéticas para aplicarlas
a las plantas y sirva como control biológico. Se come los huevos de las
chinches e interrumpe la cadena para que no llegue la plaga y, así, la planta
crece fuerte y sana. Y, por supuesto, “no tener que usar agroquímico” en ese
proceso.
ANÁLISIS DE COMPUESTOS TRAZA
El siguiente laboratorio del centro, el de análisis de
compuestos traza, apunta a investigar sobre pesticidas en diferentes matrices,
un proyecto que comparten con el Polo Tecnológico y la UTEC. Las matrices son
las colmenas, el agua, los cítricos, el arroz, que se analizan luego en el
cromatógrafo con espectrómetro de masa. En un espacio contiguo, se encuentra la
sala de equipos, muy moderna, muy ordenada y, también, muy fría. La temperatura
debe mantenerse por debajo de los cuatro grados centígrados.
La gran ventaja que tienen los estudiantes acá que están en
contacto con estos equipos”, mencionó Parpal. Hay una aparato infrarrojo, un
generador de hidrógeno que utilizan para alimentar equipos, cromatógrafos de
gases, un equipo para medir la actividad óptica de alfa de las moléculas que
presentan rotación óptica, entre otros.
LABORATORIO DE MOLÉCULA BIOACTIVA
Por último, además del laboratorio multifunción que hace las
veces de aula para los alumnos, está ubicado en el mismo pasillo que el resto
de las dependencias, el laboratorio de molécula bioactiva. ¿Para qué sirve? Lo
explica Mauricio Cabrera, bioquímico y doctor en química. “Una molécula
bioactiva es cualquier molécula que genera una actividad biológica. El ejemplo
más fácil de entender es pensar en un fármaco, en una molécula exógena que
desencadena una actividad biológica, es decir cuidar de una enfermedad. Pero
una molécula bioactiva es mucho más amplio, también puede ser un veneno, un
insecticida. Lo que hacemos es estudiar en etapas tempranas el desarrollo de
fármacos y desde que nos instalamos en Paysandú, sobre todo, estamos enfocados
en patologías de interés veterinario”. (Más información en edición impresa) TOMADO DE EL TELEGRAFO DE UY
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