ESTE MATERIAL HACE LA
FOTOSÍNTESIS, ABSORBE CO2 Y GENERA ENERGÍA COMO SI FUERA UNA PLANTA
Un equipo estadounidense de investigadores ha inventado un
nuevo material combinando titanio y moléculas orgánicas. En su seno tiene lugar
una reacción similar a la fotosíntesis: absorbe luz y CO2 para producir
compuestos que pueden utilizarse como fuente de energía.
El nuevo material
podría utilizarse en la fabricación de tejas que absorben dióxido de carbono
El nuevo material podría utilizarse en la fabricación de
tejas que absorben dióxido de carbono | UCF
Lucía Caballero | |
Madrid |
Para hacer la fotosíntesis las plantas absorben dióxido de
carbono, un compuesto fundamental en la reacción que les proporciona energía
para sobrevivir. Es así como reducen la cantidad de este gas de efecto
invernadero en la atmósfera, contribuyendo a disminuir una concentración que ha
alcanzado unos niveles tan alarmantes que, según prevén los científicos,
constituyen un punto de no retorno.
Además de evitar la pérdida de masa vegetal o llevar a cabo
replantaciones para conservar los sumideros naturales del planeta, los expertos
trabajan en alternativas artificiales destinadas a atrapar el CO2 con el
objetivo de frenar las temibles consecuencias del cambio climático. Una de las
más recientes es la desarrollada por un equipo de científicos dirigido por un
profesor e investigador de la Universidad Central de Florida: han inventado un
nuevo material que, emulando la fotosíntesis de las plantas, absorbe dióxido de
carbono y luz y produce energía.
La estructura molecular del material presenta huecos donde
se absorben el gas y se producen reacciones químicas | UCF
Aunque de momento sólo lo han fabricado en pequeñas
cantidades en el laboratorio, el fluido podría utilizarse en instalaciones
cercanas a plantas de generación de energía. “El gas sería succionado en la
estación, pasaría por el proceso y reciclaría los gases de efecto invernadero
produciendo energía que volvería a la planta”, ha explicado Fernando
Uribe-Romo, el docente responsable del hallazgo, [[LINK:EXTERNO|||http://pubs.rsc.org/en/content/articlelanding/2017/ta/c7ta00437k#!divAbstract|||recogido
en ‘Journal of materials chemistry A’]].
Otra posibilidad, apunta Uribe-Romo, es integrar el material
en tejas o baldosas que se colocarían en el tejado de las casas, limpiando el
aire de dióxido de carbono y generando energía al mismo tiempo. Esta
aproximación requiere el desarrollo de “nuevas tecnologías e infraestructuras”
pero, para el investigador, es factible.
La luz, un factor
clave
El nuevo material es una combinación de un metal (el
titanio) y moléculas orgánicas (los N-alquilo-2-amino tereftalatos). El cóctel,
perteneciente al grupo de estructuras metal-orgánicas (MOF por sus siglas en
inglés), atrapa el CO2 en sus poros y cada ingrediente tiene un papel en el proceso
de transformación: los compuestos orgánicos actúan como una antena que absorbe
luz y aporta electrones que el óxido de titanio utiliza para convertir el gas
en energía.
La sustancia toma únicamente la luz con longitudes de ondas
correspondientes al color azul en el espectro electromagnético, que sirve de
desencadenante de la reacción en la que el dióxido de carbono se transforma en
formatos y formamidas, compuestos que pueden utilizarse como fuentes de
energía.
Esta no es la primera vez que se trabaja en el desarrollo de
este tipo de combinados químicos, pero “diseñar materiales que absorban un
color específico de luz es muy difícil desde el punto de vista científico”,
advierte Uribe-Romo. La cosa se complica si, además, la luz debe provocar una
reacción tan concreta.
Los investigadores utilizaron un fotorreactor que emitía luz
azul | UCF
Otros materiales que absorben luz visible, como el platino,
el renio o el iridio, son demasiado escasos y caros para utilizarlos a gran
escala en la fabricación de esta especie de dispositivos de fotosíntesis
artificial. No ocurre lo mismo con el titanio, el metal elegido por el profesor
y su equipo, que probó su eficacia en el laboratorio en pequeños recipientes a
los que irradiaron con ondas lumínicas en un fotorreactor.
Pese a parecer prometedor, para lograr que el proceso sea
viable a gran escala los investigadores aún tienen que aumentar su eficiencia y
conseguir que los compuestos absorban un espectro más amplio de luz. Si
finalmente alcanzan su objetivo, quizá en el futuro podamos recubrir el tejado
con tejas fotosintéticas con las que generar electricidad y ahorrar en las
facturas mientras protegemos el medio ambiente. TOMADO DE TECNO EXPLORA
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