miércoles, 31 de mayo de 2017

CORTAN DECENAS DE MONTES DE PERAS Y MANZANAS POR LA PÉRDIDA DE COMPETITIVIDAD EN ARGENTINA


Ocurre en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén; según los productores, tampoco se renuevan explotaciones al ritmo que se debería hacer
Fernando Bertello
Un monte cortado en Cipoletti, Río Negro. Foto: Gentileza Federico Sacheri
La crisis frutícola en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén está acelerando el fin de cientos de montes con peras y manzanas que, por la pérdida de rentabilidad, están siendo arrancados por los productores.
En los últimos tres años, según cálculos de los productores, ya se achicó un 30% la superficie productiva en la región y la sangría no para. Se están cortando explotaciones con peras y manzanas y la renovación de los montes frutales cayó a un mínimo. El área en Río Negro y Neuquén cayó de 48.390 hectáreas a 44.092 hectáreas entre 2011 y 2016. Son 4298 hectáreas. Sin embargo, el dato no incluye la superficie ya abandonada, que sería de unas 15.000 hectáreas, de acuerdo a los gobiernos de Río Negro y Neuquén.
"Nos estamos quedando de apoco sin el valle irrigado más importante del país. Se están arrancando muchos montes de manzana y perales en todo el valle. Se ven las motosierras y las retroexcavadoras trabajando en muchas zonas", dijo a LA NACION Federico Sacheri, integrante de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén.
Según Sacheri, allí nadie quiere hablar de inversiones. Poner una hectárea en producción demanda unos 35.000 dólares, inversión hoy difícil de recuperar. De hecho, todos los años debería renovarse un 5% la superficie de las explotaciones frutales, considerando que una plantación tiene una vida útil de 20 a 30 años, pero, de acuerdo al productor, hoy no se llega al 0,5% de lo necesario en renovación.
"No se ven perspectivas para una inversión que involucra muchos años", explicó. Para llegar a la próxima cosecha los productores inclusive tendrían que desembolsar unos 8000 dólares en diferentes tareas en su explotación (entre movimiento de suelo, fertilización, podas, por ejemplo), pero tampoco están con espaldas para hacerlo. Por eso, repitió Sacheri, muchos están sacando los montes.
Hace diez días, el Ministerio de Agroindustria destinó $ 540 millones para el sector (240 millones para un plan sanitario y $ 300 para financiar a productores que no son sujetos de crédito). Sin embargo, para los productores esa medida no alcanza para afrontar la pérdida de competitividad en la exportación, donde la Argentina está perdiendo mercados. En Brasil, donde la Argentina fue el principal abastecedor durante 40 años, ese lugar ya lo ocupa desde hace tres años Chile. Inclusive, Italia es el segundo abastecedor, relegando al tercer lugar a la Argentina.
 Según el Senasa, en el primer trimestre del año las exportaciones totales de manzanas cayeron un 37% con respecto al primer trimestre de 2016. En volumen se colocaron en el exterior 16.547 toneladas, por debajo de las 26.129 de igual período del año pasado. En tanto, en peras se exportaron 124.121, una merma del 15%, siempre comparando primer trimestre de 2017 versus 2016.
Sólo a Brasil las ventas de manzanas cayeron 79% (se comercializó un volumen de 1638). De acuerdo a Sacheri, hoy la fruta argentina está llegando unos tres dólares más cara la caja de 18 kilos respecto de otros países competidores. "Necesitamos que nos mejoren el tipo de cambio vía reembolsos, vía impuestos", indicó. "Vemos que el Gobierno conoce cuál es el problema y lo ve con preocupación", agregó.
En la región productora hay chacras en venta. "Todos queremos vender, pero los precios son viles. Pagan 8000 dólares la hectárea lo que debería valer 25.000 dólares la hectárea", apuntó Sacheri.

De acuerdo a los gobiernos de Río Negro y Neuquén, desde 2010 la pérdida económica en el sector asciende a US$ 787 millones. Mientras en la Argentina cae la inversión en nuevas plantaciones, en otros países sube. Así, mientras en la Argentina hubo una tasa de inversión en los últimos diez años del 19% en peras y del 17% en manzanas, en Chile fue del 22 y el 25%, respectivamente, y en Sudáfrica del 27 y el 31 por ciento. TOMADO DE LA NACION DE AR 

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