Fernando Bertello
Un monte cortado en Cipoletti, Río Negro. Foto: Gentileza
Federico Sacheri
La crisis frutícola en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén
está acelerando el fin de cientos de montes con peras y manzanas que, por la
pérdida de rentabilidad, están siendo arrancados por los productores.
En los últimos tres años, según cálculos de los productores,
ya se achicó un 30% la superficie productiva en la región y la sangría no para.
Se están cortando explotaciones con peras y manzanas y la renovación de los
montes frutales cayó a un mínimo. El área en Río Negro y Neuquén cayó de 48.390
hectáreas a 44.092 hectáreas entre 2011 y 2016. Son 4298 hectáreas. Sin
embargo, el dato no incluye la superficie ya abandonada, que sería de unas
15.000 hectáreas, de acuerdo a los gobiernos de Río Negro y Neuquén.
"Nos estamos quedando de apoco sin el valle irrigado
más importante del país. Se están arrancando muchos montes de manzana y perales
en todo el valle. Se ven las motosierras y las retroexcavadoras trabajando en
muchas zonas", dijo a LA NACION Federico Sacheri, integrante de la
Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén.
Según Sacheri, allí nadie quiere hablar de inversiones.
Poner una hectárea en producción demanda unos 35.000 dólares, inversión hoy
difícil de recuperar. De hecho, todos los años debería renovarse un 5% la
superficie de las explotaciones frutales, considerando que una plantación tiene
una vida útil de 20 a 30 años, pero, de acuerdo al productor, hoy no se llega
al 0,5% de lo necesario en renovación.
"No se ven perspectivas para una inversión que
involucra muchos años", explicó. Para llegar a la próxima cosecha los
productores inclusive tendrían que desembolsar unos 8000 dólares en diferentes
tareas en su explotación (entre movimiento de suelo, fertilización, podas, por ejemplo),
pero tampoco están con espaldas para hacerlo. Por eso, repitió Sacheri, muchos
están sacando los montes.
Hace diez días, el Ministerio de Agroindustria destinó $ 540
millones para el sector (240 millones para un plan sanitario y $ 300 para
financiar a productores que no son sujetos de crédito). Sin embargo, para los
productores esa medida no alcanza para afrontar la pérdida de competitividad en
la exportación, donde la Argentina está perdiendo mercados. En Brasil, donde la
Argentina fue el principal abastecedor durante 40 años, ese lugar ya lo ocupa
desde hace tres años Chile. Inclusive, Italia es el segundo abastecedor,
relegando al tercer lugar a la Argentina.
Sólo a Brasil las ventas de manzanas cayeron 79% (se
comercializó un volumen de 1638). De acuerdo a Sacheri, hoy la fruta argentina
está llegando unos tres dólares más cara la caja de 18 kilos respecto de otros
países competidores. "Necesitamos que nos mejoren el tipo de cambio vía
reembolsos, vía impuestos", indicó. "Vemos que el Gobierno conoce
cuál es el problema y lo ve con preocupación", agregó.
En la región productora hay chacras en venta. "Todos
queremos vender, pero los precios son viles. Pagan 8000 dólares la hectárea lo
que debería valer 25.000 dólares la hectárea", apuntó Sacheri.
De acuerdo a los gobiernos de Río Negro y Neuquén, desde
2010 la pérdida económica en el sector asciende a US$ 787 millones. Mientras en
la Argentina cae la inversión en nuevas plantaciones, en otros países sube.
Así, mientras en la Argentina hubo una tasa de inversión en los últimos diez
años del 19% en peras y del 17% en manzanas, en Chile fue del 22 y el 25%,
respectivamente, y en Sudáfrica del 27 y el 31 por ciento. TOMADO DE LA NACION
DE AR
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