sábado, 27 de octubre de 2018

EL AGUA DE LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA: ‘ORO’ LÍQUIDO


 El agua de las entrañas de la tierra: ‘oro’ líquido
Edgardo, Luz Maryory y su hija Isabella observan el agua que comienza a brotar del pozo, en su finca de la vereda La Quiebra en Rionegro, Oriente de Antioquia. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
POR DANIELA JIMÉNEZ GONZÁLEZ |
Las aguas subterráneas del departamento son recursos estratégicos y, ante la escasez de las aguas superficiales por efectos del cambio climático, los acuíferos serán la alternativa.
Cuando Luz Maryory Correa asoma su cabeza al interior del pozo, una perforación 14 metros bajo tierra, puede ver el agua aflorar desde las profundidades de los sistemas acuíferos localizados bajo la superficie de la tierra. De allí sale el líquido que va directamente al grifo de su casa, ubicada en la vereda La Quiebra del municipio de Rionegro, Oriente antioqueño. Su familia lo consume, sin ningún tratamiento, y le da usos domésticos.
Usted puede no saberlo, pero bajo el suelo existen reservorios de agua subterránea que resultan fundamentales en las épocas de sequía o en sectores con problemas de abastecimiento. De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas y la Unesco, estos sistemas proveen de agua al 50% de la población mundial, unas 2.500 millones de personas que los utilizan para satisfacer sus necesidades. En Medellín, incluso, algunos lavaderos de carros hacen uso de pozos para extraer agua y reducir los costos.
Por esto, hace 1o años que la familia de Luz Maryory decidió construir el pozo, como una forma de garantizar el agua en su casa cuando, en su momento, el acueducto veredal no tenía capacidad para más suscriptores.
Esa ha sido la salvación en los días de verano, cuando los vecinos de las propiedades aledañas se quedan sin agua por las reservas diezmadas del acueducto. Hasta 40 mil litros de agua, dice Luz Maryory, puede producir el pozo cada día, lo que equivale a tener a disposición dos carrotanques de 20.000 litros.
El caso de Luz Maryory se replica en muchos lugares de Antioquia (ver gráfico), donde es común la construcción de pozos y aljibes para extraer el agua del subsuelo, ante la imposibilidad o dificultad para conectarse a un acueducto.
Y es que el potencial acuífero del departamento también lo facilita. El Ideam tiene identificado siete de esos sistemas en la región: en el Golfo de Urabá, el Valle Medio del Magdalena, el Valle de Aburrá, Santa Fe de Antioquia, el Bajo Cauca, el Valle de San Nicolás y La Unión y el sistema de La Pintada – Valparaíso, que juntos suman aproximadamente 24.239 kilómetros cuadrados de área superficial. Este recurso, estudiado por su valor para el abastecimiento, también enfrenta amenazas de contaminación y sobrexplotación.
Riesgos latentes
Daniela Blessent, profesora del grupo de Investigación en Calidad del Agua y Modelación Hídrica de la Universidad de Medellín, explica que un sistema acuífero es como una esponja: un reservorio subterráneo en donde el agua se almacena en los poros de las rocas. ¿Y cómo llega el agua hasta ahí abajo? El agua subterránea, agrega Blessent, impregna los acuíferos a través de diferentes procesos de recarga natural. Puede ser por la infiltración de la lluvia en el suelo, la presencia de los ríos u otros cuerpos hídricos superficiales, así como acuíferos que proveen a otros más profundos.

Juan David Ramírez Soto, subdirector de Gestión Ambiental de Corantioquia, manifestó que en la jurisdicción de la corporación se encuentran los del Bajo Cauca, el del Magdalena Medio, el sistema del Occidente antioqueño y el acuífero del Valle del Aburrá, en comisión conjunta con el Área Metropolitana y Cornare.
Corantioquia ha invertido 2.365 millones de pesos en la formulación de planes de manejo ambiental de acuíferos y acciones de conservación, con el fin de evitar que en estas zonas se establezcan construcciones irregulares o se descarguen agentes contaminantes o residuos del sector industrial.
“Hoy, en estos sistemas acuíferos existen más de 3.000 puntos de captación (pozos o aljibes), para consumo doméstico o industrial”, indicó Ramírez.
La intervención urbanística acelerada genera impactos negativos sobre las aguas subterráneas y, según el subdirector, la ocupación descontrolada dificulta la filtración del agua hacia el subsuelo, lo que se traduciría en la escasez del recurso. Otro de los riesgos descritos por Ramírez se encuentra en los vertimientos que llegan a través de los cuerpos hídricos superficiales, como ríos, lagos o lagunas.
Y Blessent le añade: la sobrexplotación de los acuíferos, por medio de pozos o aljibes, puede generar que se extraiga más agua de la que se recarga naturalmente.
Indispensable en el Urabá
Vanessa Paredes Zúñiga, directora general de Corpourabá, expresó que el uso del agua subterránea para la región del Urabá antioqueño es de vital importancia, dado que es la base para el suministro de la población y el sector productivo.
Según los estudios de la corporación, el acuífero del Golfo de Urabá constituye fuente de abastecimiento de 30 comunidades rurales y de las cabeceras urbanas de los municipios de Turbo, Carepa y Chigorodó. El 95 % de la actividad bananera (es decir, aproximadamente 450 fincas), se abastece de pozos profundos.
Para garantizar que este recurso hídrico se conserve en calidad y cantidad, la directora de Corpourabá puntualizó en que, desde 1994, esta autoridad ambiental ha investigado el acuífero del Golfo de Urabá a través del desarrollo de proyectos de hidrogeología y una red de control que cuenta con 44 piezómetros (o pozos exclusivos para el monitoreo).
En 2016 se formuló el plan de manejo integral y se creó la Mesa de Trabajo del acuífero del Golfo de Urabá, en la que participan actores del sector comunitario, público, educativo, productivo, comercial y servicios. Allí buscan delimitar y categorizar las zonas de recarga del acuífero y acompañar a las comunidades en el proceso de legalización de captaciones de agua subterránea.
Estudios detallados
El Área Metropolitana (Amva), por su parte, informó que el Valle de Aburrá ha realizado, desde 2011, el monitoreo y seguimiento de este recurso a través del proyecto RedRío. El estudio del agua subterránea, liderado por el Amva en convenio con instituciones de educación superior, les permitió establecer que existen 100 captaciones de agua subterránea distribuidas en la cuenca, desde las cuales los usuarios extraen el recurso para distintas actividades.
Estos puntos que componen la red de monitoreo del agua subterránea, representadas entre aljibes y pozos activos e inactivos, componen el 10% de las captaciones que, se estima, podrían existir en el territorio, algunas de ellas aún sin reportar.
Gloria Offir Iral Zapata, coordinadora de recurso hídrico de Cornare, expresó que la entidad realizó un inventario para identificar los acuíferos del Valle de San Nicolás y de La Unión.
De allí, dice Offir Iral, los resultados de los estudios revelaron que, si bien existe una gran reserva de aguas subterráneas en su jurisdicción, presenta alta vulnerabilidad porque el acuífero está a un nivel muy superficial.
Partiendo de esa necesidad, establecieron un primer acuerdo (por parte del consejo directivo de Cornare) para reglamentar el uso de los acuíferos y protegerlos, legalizar a quienes ya tenían aprovechamiento de aguas subterráneas y establecer el procedimiento a seguir para las personas que quisieran utilizar el recurso a largo plazo.
Allí está el futuro
Para Daniela Blessent es determinante continuar con mayores estudios de la calidad de las reservas de aguas subterráneas, con el objetivo de definir si pueden aprovecharse nuevas fuentes para uso potable, uso doméstico o en la agricultura.
“El problema es que son de difícil acceso o, si son acuíferos superficiales, se ven afectados por el proceso de contaminación. Hay que averiguar cuál es la calidad de esa reserva”, agregó la investigadora.
El potencial es, sobre todo, a largo plazo. Ramírez dice que, con los cambios climáticos y el Fenómeno del Niño, numerosas poblaciones asegurarán su abastecimiento en los sistemas acuíferos. “Esto es porque son almacenamientos de agua de grandes magnitudes y no están expuestos directamente a los efectos de la intervención, como sí sucede en las aguas superficiales”.
La tecnología también va ganando terreno en la extracción de aguas subterráneas y Ramírez añade que ya existen concretos semipermeables que permiten la infiltración del agua y evitan la impermeabilización en zonas de recarga.
Recuperar lo ancestral
Un pozo sobrevive desde hace décadas en el sector de La Maquea del municipio de Santa Fe de Antioquia.
Brayam Guzmán, habitante del barrio, cuenta que el pozo, ahora inactivo, fue utilizado desde los inicios del caserío por la comunidad para tareas del hogar. Ahora quieren reactivarlo, para que los habitantes puedan obtener el agua y aprovecharla en sus tareas domésticas u oficios varios.
La comunidad invertirá $2’500.000 en su adecuación y reparación, pero, ante todo, busca que sea un espacio de encuentro rodeado de árboles ornamentales en donde se puedan reavivar las épocas en las que el agua con las que regaban las plantas o lavaban las prendas provenía del fondo de la tierra .
EXISTE UN COMPROMISO CON LOS ACUÍFEROS
Con el fin de identificar el potencial hídricodel departamento, la Gobernación de Antioquia realizó en asocio con la Fundación EPM el estudio “Antioquia: un territorio para proteger. Actualización y monitoreo del estado del recurso hídrico”. Yanneth Bibiana Daza, coordinadora de proyectos de gestión del recurso hídrico, explicó que en este trabajo compilaron investigaciones de diferentes universidad y autoridades ambientales. Agregó que en los planes de manejo ambiental de los sistemas acuíferos evaluados, se evidenció el compromiso de las autoridades ambientales responsables del recurso, quienes reconocen las agus subterráneas como ecosistemas estratégicos. // 
POR DANIELA GIMENEZ GONZALES  //TOMADO DE EL COLOMBIANO

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