Destino de desarrollo
En la última década se ha duplicado el número de estudiantes
que eligen carreras vinculadas con el turismo, sector considerado estratégico
para el desarrollo nacional dada la importancia de su rol socioeconómico. Junto
con este crecimiento, las universidades hacen foco en una actividad turística
que promueva la revalorización cultural y el cuidado del medioambiente.
Por Mariela Lanza
Durante los últimos años, las carreras de pregrado y grado
de turismo han ganado terreno en el universo de la oferta educativa de nuestro
país. De acuerdo con las últimas cifras estadísticas de la Secretaría de
Políticas Universitarias (SPU), el crecimiento de la matrícula ha sido
constante: en 2001, 9.383 estudiantes cursaron carreras de turismo, mientras
que, en 2016, el número ascendió a 20.163. El 31% de la población estudiantil
corresponde a varones y el 69% a mujeres. Además, el 65% de los alumnos estudió
en instituciones públicas y el 35% lo hizo en privadas.
Los datos revelan un franco aumento de los alumnos que
eligen estudiar estas carreras que, vale recordar, son consideradas
estratégicas para el desarrollo nacional dada la importancia de su rol
socioeconómico. En efecto, el impacto que provoca la actividad turística
permite posicionarla como sector clave para alcanzar el desarrollo local y
mejorar las condiciones de vida de su población residente.
“El turismo se configura como uno de los principales
sectores económicos a nivel internacional, y en nuestro país, representa una
posibilidad de desarrollo tanto económico como social, ya que genera nuevas
oportunidades de empleo, potencia la actividad emprendedora y es un verdadero
motor de desarrollo endógeno.” Así lo expresa Pamela Velich, docente titular de
la asignatura Organizaciones Turísticas de la Facultad de Ciencias de la
Administración de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).
En este sentido, María Delia Soteras, directora de la
Escuela de Desarrollo Local de la Universidad Nacional de Chilecito (UNDEC)
afirma que el turismo conlleva múltiples ventajas para el desarrollo debido a
que es capaz de “revitalizar economías locales y generar empleo genuino”.
Advierte, a su vez, que los beneficios derivados de la actividad turística
producen impacto “no sólo en los prestadores de servicios turísticos (impacto
directo), sino que, además, benefician a los agentes locales o la comunidad
anfitriona, generando en pequeñas comunidades, pueblos rurales y economías
emergentes, nuevas fuentes de ingreso”.
Ahora bien, el desarrollo turístico genera desarrollo local
siempre y cuando se respeten las dimensiones culturales, sociales, económicas y
ambientales, o en tanto no se ponga en peligro el patrimonio y la identidad de
los pueblos. Por ello, es necesario implementar modelos de desarrollo turístico
sostenible.
Al respecto, Hernán Quesada, docente investigador y
coordinador de la carrera de Turismo de la Universidad Nacional de Tierra del
Fuego (UNTDF), establece que el rescate de los atractivos locales hace que las
comunidades “preserven el patrimonio para ponerlo en valor.” El turismo es una de las actividades que
permite desarrollar sustentablemente la economía, al tiempo que “contribuye a
redistribuir los ingresos de cada Estado, ya que los atractivos turísticos están
en las grandes urbes, pero también en pequeños pueblos que, una vez que ponen
en valor los recursos, rápidamente son generadores e impulsores de las
economías regionales”.
Turismo cultural La
actividad turística está íntimamente vinculada con la tradición y la identidad
local. El contacto que el turismo genera con la cultura receptora aumenta en
tanto las actividades y las costumbres de la comunidad se asumen como recursos
de la actividad turística. Es en este sentido que las carreras de turismo hacen
foco en el sentido de pertenencia, al tiempo que fomentan la conservación del
patrimonio local.
“La actividad turística es un fenómeno que significa el
encuentro entre personas, las cuales en muchas oportunidades provienen de
culturas diferentes.”, sostiene Roxana Mata Botana, directora de la
Licenciatura en Turismo de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). “Por lo
tanto, el turismo genera oportunidades para la puesta en valor, la preservación
y la difusión de la cultura local y de sus manifestaciones. Estas acciones, en
la medida en que se incorporen a la comunidad local como actor clave en el
desarrollo, favorecen el fortalecimiento de la identidad local “el orgullo de
lo propio”, que es valorado y disfrutado por quien visita un determinado destino.”
“Cuando los recursos económicos generados por el turismo
significan un retorno para el destino, se generan mecanismos que permiten
conservar, recuperar y poner en valor los recursos patrimoniales, para ello el
desafío es poder lograr un equilibrio entre el uso turístico y la conservación
de los mismos”, agrega Mata Botana.
Soteras, en tanto, resalta que la actividad se ha
posicionado como un vehículo para el intercambio cultural: “El turismo se nutre
de los bienes patrimoniales, las manifestaciones y las tradiciones que
configuran la cultura viva y la identidad de los pueblos para conformar
productos basados en la experiencia, el intercambio y la valoración de la
diversidad cultural propia de cada región.”
A su vez, describe que las manifestaciones culturales,
artísticas, gastronómicas y folclóricas son los elementos que reflejan la
identidad local, “la materia prima sobre la cual la actividad turística basará
su oferta. El turista actual busca comprenderlas, vivenciarlas y compartir
experiencias con las comunidades anfitrionas, a partir de ello, la autenticidad
de los productos turísticos será un factor clave a considerar. El respeto por
la cultura anfitriona, los pueblos originarios, las tradiciones y las
costumbres resultan así un factor determinante capaz de diferenciar un destino
turístico, evidenciando un vínculo entre la práctica del turismo y la tradición
e identidad de las comunidades receptoras.”
Quesada añade que la vinculación del turismo con el
territorio es total: “Las tradiciones y costumbres de los pueblos se convierten
en atractivo turístico y éste, al tener un valor importante para el visitante,
hace que la identidad cultural retome importancia al convertirse en uno de los
elementos más buscados por los turistas. En muchas comunidades pequeñas, el
turismo hizo que exista una necesidad de mantener las tradiciones, y los
jóvenes que antes no tenían más opción que mudarse a las grandes urbes, ahora
vuelvan a sus pueblos originarios a desarrollar un pequeño emprendimiento
familiar destinado a satisfacer las necesidades de los visitantes.”
Turismo responsable Durante
los últimos años, la preocupación por cuestiones ambientales ha ingresado al
debate de muchas de las actividades humanas, y el turismo no ha quedado afuera
de esta discusión, dado que fue incorporando preocupaciones ligadas con el
cuidado del medioambiente y el desarrollo sustentable, abriendo el camino a un
cambio de paradigma en el consumo del turismo. En este sentido, se ha vuelto
necesario profundizar acciones orientadas a la conservación de los recursos
naturales a partir de la puesta en marcha de un turismo responsable.
“El turismo es
víctima y victimaria de los fenómenos asociados a los impactos negativos que
las actividades antrópicas generan en el medioambiente”, sentencia Mata Botana,
para luego agregar que, en las últimas décadas, “organismos internacionales,
Estados nacionales y actores privados han comenzado a tomar conciencia sobre la
necesidad de modificar el paradigma de consumo, volcándose hacia iniciativas
que propicien los beneficios que el turismo puede generar en el medio ambiente,
por ejemplo, el estímulo para el desarrollo de áreas protegidas, la
sensibilización en los visitantes y los residentes sobre la importancia de la
conservación de los ecosistemas, el desarrollo de procesos y servicios
turísticos amigables con el medio ambiente, etc.”
Velich asegura, a su vez, que los cambios más relevantes en
el consumo del turismo “están relacionados con la generación de experiencias
turísticas, en muchos casos con un diseño personalizado, en contraposición al
turismo de masas”, además de haberse “generado un turista más responsable, que
tiene que ver con un consumo responsable.”
El cuidado de los recursos naturales es, entonces, un factor
a considerar en la configuración del perfil actual del turista. Así lo entiende
Soteras al señalar que existe “una creciente conciencia de las problemáticas
ambientales y culturales, asignando valor a aquellos productos marcados por el
cuidado del ambiente y la posibilidad de vivenciar experiencias en contacto con
entornos naturales protegidos”.
Quesada también explica que, en las últimas décadas, hubo un
importante cambio de paradigma en el sector: “El turista hoy exige un turismo
responsable consciente de que el cuidado del medio ambiente es también parte de
la motivación del viaje y, por otro lado, las empresas y los prestadores del
sector han entendido que, para que un producto turístico siga vigente debe ser
sostenible en el tiempo, además de cumplir un rol social en las comunidades.”
“Por ello –continúa-, desde la Universidad Nacional de
Tierra del Fuego (…) entendemos que parte de nuestro compromiso es cuidar y
poner todo el esfuerzo posible para garantizar el recurso turístico de la
Patagonia y la Antártida que son nuestros principales objetos de estudio, y
nuestro compromiso social es asegurarnos que perduren en óptimas condiciones
para las futuras generaciones.”
Turismo
hiperconectado
Las redes sociales y la posibilidad de compartir la
experiencia también son un aspecto a resaltar en el universo actual del
turismo. En este sentido, Velich, afirma que “el uso y la aplicación de la
tecnología atraviesa el proceso de análisis de posibles alternativas, la
elección del destino y de los prestadores turísticos, las reservas, las compras,
las vivencias y la evaluación post compra.”
En la misma línea, Soteras resume que la actividad turística
evoluciona junto con los procesos tecnológicos, sociales y culturales del
mercado global: “ El viajero turista en la actualidad está notablemente
influenciado por los avances tecnológicos, participa activamente en todo el
proceso de elección de su viaje, posee fácil acceso a la información,
configurándose así una demanda hiperconectada, equipada tecnológicamente,
caracterizada por el empleo de redes sociales, blogs y páginas con las cuales
interactúa en forma permanente.”
“Este nuevo tipo de consumidor -concluye-, se caracteriza
por la búsqueda de nuevas experiencias que le permitan interactuar, conocer,
comprender y vivenciar el destino en forma integral. La búsqueda de
experiencias y no de destinos, de calidad y autenticidad en los productos
turísticos, generan una demanda cada vez más exigente y experimentada.”
Radiografía de las
carreras de turismo:
Evolución de la población estudiantil (pregrado y grado):
Año 2001: 9.383 alumnos
Año 2006: 16.959 alumnos
Año 2016: 20.163 alumnos
Distribución por sexo. Año 2016:
69% mujeres
31% varones
Proporción por tipo de gestión.
Año 2016:
65% pública
35% privada
Distribución pregrado/grado.
Año 2016:
23% pregrado
77% grado
Fuente: Secretaría de Políticas Universitarias
Tomado de pagina 12
de ar
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