la cordillera del Tunari es uno de los emblemas de la ciudad
de Cochabamba, es casi difícil imaginar
alguna referencia de Llajta sin este
elemento de la naturaleza, al igual que el Cristo de la Concordia y la amplia
variedad de comida típica.
Esta imponente montaña podría quedar desnuda en poco tiempo
y el hielo que solía tener sólo estaría reflejado en las fotografías.
FOTO DE WEB
“Lo que hace que sea
más alarmante es que nos lo advirtieron. Los científicos llevan décadas
diciéndonoslo, una y otra vez. Demasiados líderes se han negado a escuchar. Muy
pocos han actuado con el enfoque que demandan los científicos. Estamos viendo
los resultados”, sentenció el Secretario General de la ONU, António Guterres,
durante un discurso hace un mes.
Los pronósticos de los científicos son catastróficos cada
día que pasa, el mundo se calienta más pero ¿Podrá el compromiso de los
ciudadanos frenar un final amargo?
El recuerdo
Cuando las personas pensaban en Tunari, traían a la mente
una sensación de frescura por la nieve que lo cubría.
Incluso se cuenta que se vendían pedazos de hielo traídos
desde las alturas del cerro para refrescar las bebidas de los ciudadanos y
también era utilizado elaborar raspadillos.
Hace unos treinta años, las nevadas eran tan intensas en el
sector que la nieve llegaba hasta la cintura de las personas, cuenta la
directora del Programa de Asistencia Agrobioenergetica al Campesino (PAAC) y
exencargada de la secretaria de Madre Tierra de la Gobernación, Magdalena
Medrano.
Incluso llegó a cobrar vidas humanas. Tres ancianas
pastoreaban sus llamas junto a sus nietos, pero fueron atrapados por una
nevada.
Los animales y los niños lograron llegar hasta unas grutas,
pero las mujeres por su lento andar se quedaron en una pequeña quebrada
pensando eso las protegería, sin embargo murieron congeladas. Por esta razón la
zona lleva el nombre de “Las Tres Abuelas”.
En antaño, cuentan que el hielo solía durar hasta una semana
por lo que algunas grutas se usaban como un refugio al que proveían de
alimentos, grasa y fuego.
Sin embargo, hace años que no es necesario usar estos sitios
para protegerse de la nieve.
“El 1991 marca un hito en la región porque a partir de esta
fecha caen menos nevados, menos lluvias torrenciales en esta región y muchos
investigadores a nivel internacional dicen que se debe a una baja de la
densidad de masa forestal en esta zona del trópico”, señala Medrano.
Las fotografías de la Fundación de Rodolfo Torrico Zamudio,
que salieron en un libro denominado “Cochabamba” y fueron tomadas entre 1890 y
1955, muestran la cantidad de nieve que solía existir.
Las consecuencias
“La función principal para la declaratoria de área protegida
(del Tunari) es para el abastecimiento de agua y protección del valle
cochabambino porque si se presentan las precipitaciones como se presentan en el
pasado, este acumula agua en todas las pequeñas microcuencas”, explica Medrano.
Por su parte Melgar explica que; “¿Para qué sirve ese hielo?
Por supuesto que es una fuente adicional del recurso hídrico porque de ahí
puede infiltrar al suelo y recargar los acuíferos que se encuentran en las
partes inferiores si bien se llenan con la lluvia pueden significar un aporte
extra para estos acuíferos o para las comunidades, la vegetación, la fauna, que
habitan en estas altitudes de los 4.000 metros de altitud, hay gente que vive
ahí arriba y que depende del agua”.
Un poblador de las alturas del Tunari se protege del frío y
conduce a las llamas por medio de la nieve, en septiembre del 2017.
Carlos López
Hay que recordar que el cambio climático altera los
fenómenos climáticos, al punto que no se puede predecir los ciclos pluviales.
El cerro Tunari podría tener dos escenarios: sequía o lluvias torrenciales,
esto sumado a la falta de vegetación podría inferir en que agua que caiga podría arrastrar material sólido.
La lucha contra el
calentamiento global
Los árboles tiene la capacidad de modificar el ciclo de las
lluvias de crear un microclima que ayuda a atraer agua. Además que ayudar a que
la tierra no se deslice cuándo llueve.
“Si queremos
realmente que el parque Tunari se constituya en un área de reservorio para
alimentar nuestras fuentes de agua, tenemos que hacer reforestación, tenemos
que hacer acciones de protección de sus cuencas y de sus microcuencas”,
manifestó Medrano.
Los expertos señalan que lo mejor para reforestar con
plantas nativas y pertenecientes al piso ecológico.
“La vegetación fija el carbono al suelo, es lo que mete el
dióxido de carbono al suelo está vegetación es que te provee humedad para que
tengas lluvia local, es la que te proporciona un clima más fresco, más
templado”, explicó Fernández.
Los árboles además ayudan con la purificación del aire, algo
muy necesario en una de las ciudades más contaminadas de la región.
Medrano manifiesta que sólo el compromiso de los ciudadanos
hará posible la conservación de los recursos.
“No hay tiempo que
perder. La ferocidad de los incendios y olas de calor de este verano nos han
demostrado el mundo está cambiando ante nuestros ojos. Nos estamos acercando al
borde del abismo. Nos estamos acercando al borde del abismo. No es demasiado
tarde para cambiar de rumbo, pero cada día que pasa significa que el mundo se
calienta un poco más y que se eleva el coste de nuestra falta de actuación.
Cada día que no actuamos es un día que estamos más cerca de un destino que
ninguno de nosotros queremos”, alertó António Guterres. // tomado de los
tiempos de Bol
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