¿Cómo se acredita la
calidad en Cuba?
En 2018 la Isla aspira a perfeccionar su sistema de
evaluación para centros de nivel superior Autor: Yenia Silva Correa
La Universidad Tecnológica José Antonio Echeverría tiene el
80 % de sus programas acreditados con la categoría de excelencia. Foto: Yander
Zamora
Cuba tiene tres instituciones de nivel superior acreditadas
con la categoría de excelencia: la Universidad de La Habana (UH), la
Universidad Central de Las Villas Marta Abreu (UCV) y más recientemente la
Universidad Tecnológica José Antonio Echeverría (CUJAE).
El estímulo y el incentivo para someterse a estas
evaluaciones periódicas tienen que ver no solo con el prestigio de la academia
y el esfuerzo de profesores y alumnos; sino también con el rigor con que
trabaja la Junta de Acreditación Nacional (JAN), entidad fundada en el 2000 y
encargada de justipreciar tanto a las universidades como a sus programas de
estudio.
«Estructuramos la calidad de la educación superior cubana a
partir de que seamos capaces de formar un profesional que tenga valores»,
enfatiza la doctora Marcia Noda Hernández, secretaria ejecutiva de la Junta de
Acreditación Nacional. Foto: Alberto Borrego
La JAN está compuesta por un presidente, un secretario
ejecutivo y la secretaría ejecutiva, integrada por nueve personas. Cuenta
además con un comité técnico para las maestrías, uno para las carreras y uno
para los doctorados, dirigidos por sendos presidentes.
Está también el pleno de la JAN, cuya membresía se renueva
cada cuatro años y que lo conforman 48 personas. El pleno se reúne dos veces al
año y vota de manera abierta por cualquier categoría. Una vez que se le da una
evaluación a un programa o institución, ese resultado no se puede variar.
Dada la alta responsabilidad que llevan sobre sus hombros,
los miembros de la JAN debe ser profesionales de probado reconocimiento
profesional y académico, por ello se les exige poseer el grado científico de
doctor y tener la categoría docente de profesor auxiliar o titular.
En el caso de los médicos, deben ser especialistas de
segundo grado y todos deben ser personalidades de prestigio en sus áreas de
investigación.
Solo los miembros de la secretaría ejecutiva son designados.
Los demás integrantes de la JAN son propuestos por sus universidades o por las
entidades en las que prestan servicios.
EVALUAR DESDE CERO
En 1999 en la Isla se comienzan a evaluar las maestrías y en
el 2013 surge un sistema para las especialidades de posgrado, pero no es hasta
2015 que se crean los mecanismos para evaluar instituciones de educación
superior, programas de maestrías, de doctorado, de carreras universitarias y de
especialidades de posgrado.
Para asegurar la calidad de todos estos procesos evaluativos
se crea el Sistema Universitario de Programas de Acreditación, recurso que
teóricamente describe todo lo que es necesario evaluar. La Junta de
Acreditación Nacional es precisamente la entidad que lleva a cabo las
evaluaciones y ejecuta lo que está establecido.
«Nosotros pretendemos que en el 2018 tengamos un nuevo
sistema perfeccionado a partir de la experiencia cubana», declara la doctora
Marcia Noda Hernández, secretaria ejecutiva de la JAN.
A propósito de los modelos para medir la calidad educativa
en las universidades refiere la entrevistada: «Estructuramos la calidad de la
educación superior cubana a partir de que seamos capaces de formar un
profesional que tenga valores, que sea competente y que además tenga
condiciones altruistas».
EXCELENTES POR SIETE AÑOS
Si bien el denominador común para programas e instituciones
es la exigencia, las categorías que reciben una vez examinados no son iguales,
pues los primeros se acreditan como avalado, certificado y de excelencia, mientras
que las segundas son calificada, certificada y de excelencia.
Pormenores al respecto ofrece Noda Hernández, quien asegura:
«En todos los sistemas se parte de la categoría autorizada. Esa es la que
tienen todas nuestras instituciones y programas cuando se crean. La categoría
de excelencia dura siete años; la de certificada, cinco y la de calificada,
cuatro».
Acto seguido la funcionaria señala a Granma Internacional:
«Antes de que se venza este tiempo ya le debe llegar a la JAN la solicitud para
hacer la evaluación externa y se hace una reevaluación.»
EL DÍA DE LA PRUEBA
Los ejercicios de acreditación suponen una dedicación mayor
para los que se examinan. No se puede evaluar una institución si no tiene el
60% de sus programas con las categorías superiores.
Durante las valoraciones se toman en consideración los
criterios de organismos, empleadores, estudiantes, profesores y se realizan
exámenes y controles a clases.
Cuando una institución mantiene la categoría que tenía y no
adquiere la inmediata superior —explica la especialista— debe haber evidenciado
mejoras para mantenerla, de no ser así pudiera retroceder.
«Un programa puede solicitar la evaluación de un organismo
internacional y nos satisface que a los programas que nosotros les hemos dado
categoría de excelencia han ganado premios internacionales», enfatiza Noda Hernández.
VOLVIENDO AL PRINCIPIO
Las instituciones de las que hablamos al inicio (UH, UCV,
CUJAE) no en vano hoy exhiben tan excelso reconocimiento. Estas universidades
fueron certificadas y trabajaron con intencionalidad en función de lograr el
nivel superior para mejorar la categoría de sus programas.
Pero, ¿qué significa para una institución la excelencia?
«Que la mayoría de sus programas (más del 60%) tienen categoría de excelencia.
Que más del 30% de su claustro es doctor y que más del 40% es profesor auxiliar
o titular. También significa que goza de un prestigio en Cuba y en el mundo. Lo
otro tiene que ver con la visibilidad de sus proyectos y publicaciones que así
lo acreditan», responde la Secretaria Ejectiva de la JAN.
«No quiere decir con la excelencia que todo está perfecto,
pero en todo el conjunto de la integralidad puede cumplir altos estándares y
por eso se le da la categoría de excelencia.» TOMADOD E LA GRANMA DE CUBA
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