domingo, 2 de abril de 2017

UN LUGAR LLAMADO CRISTO VIENE

 UN LUGAR LLAMADO CRISTO VIENE
La Tierra prometida
Los 12,000 damnificados de Cura Mori escriben un nuevo comienzo en Cristo Viene. Se reubicarán definitivamente en el albergue temporal a donde llegaron para salvarse de la histórica crecida del río Piura, lejos de las zonas que se inundaban cada temporada de lluvias.Flor Huilca
Cristo Viene es por ahora un inmenso arenal donde crecen algunas matas de hierba mala y zapote. A pesar de ello, Ronal Estrada mira el terreno con ilusión: la casita que aquí construirá no será más destruida por el incontrolable caudal del río Piura. Este será un nuevo inicio para él y para todo Cura Mori, un distrito con 11 anexos que quedaron destruidos por la inundación.
A las ocho de la noche del domingo 26, Ronal llegó hasta este arenal, ubicado a la altura del kilómetro 980 de la carretera Piura-Chiclayo. Huía de un río decidido a destruirlo todo. Él y su familia se subieron a uno de los camiones del Ejército que evacuó a los pobladores de Cura Mori, ante el inminente desborde del Piura, que ese día alcanzaría un caudal pico de la temporada: 3,468 metros cúbicos por segundo.
“Se dio la alerta y pedían que subamos a los camiones solo con lo que teníamos puesto. No traje casi nada. Se quería que la mayor cantidad de personas entre en el camión porque se nos venía el río. Ya el 2008, el río había destruido mi casa cuando mi hija recién había nacido”, recuerda Ronal.
La evacuación, dirigida por las Fuerzas Armadas, permitió que subieran a los camiones miles de familias de las 11 zonas de Cura Mori. Se quedaron muy pocos, solo aquellos pobladores que no pensaron que la crecida sería considerable.
En Cristo Viene, hasta ahora, viven cerca de 12,000 personas. Son pobladores de anexos como Chato Chico, Chato Grande, Pozo de los Ramos, Santa Rosa, Primavera, Buenos Aires y Pedregal. Todos conforman ahora uno de los campamentos más grandes de damnificados de las inundaciones en el Bajo Piura.
Un nuevo comienzo
Este terreno, sin embargo, no será solo un albergue temporal. Será el lugar donde se reubicarán en forma definitiva pobladores como Ronal; y donde podrán construir no solo sus viviendas, sino el nuevo pueblo de Cura Mori. Será un nuevo comienzo.
Eleuterio Ramos sabe que esta vez será su hogar definitivo. A sus 65 años de edad ha visto cómo, cada temporada de lluvias, el río Piura incrementa sus aguas e inunda sus viviendas. “Siempre ha inundado, pero nunca como ahora. Y así será”, dice.
Guarecido bajo el árbol de zapote en medio de un sol abrasador del mediodía?, cuenta que este arenal se convertirá en una casa “segura y de tranquilidad”. Dejará en el pasado los días de angustia cuando el río empezaba a crecer, cada verano.
Cristo Viene puede estar distante del devastado Cura Mori, a unos 40 minutos en carro, pero eso para María Quispe poco importa. Sus vecinos y ella seguirán volviendo “de tiempo en tiempo” para ver sus chacras, mientras en el nuevo emplazamiento, poco a poco, se construyan sus casas, la escuela, lleguen los servicios de luz y agua; y el gobierno distrital se traslade también. “De acá ya no nos vamos”, repite. “No sé cómo estará mi casa, no he ido desde que fuimos evacuados, pero debe estar destruida. Mis vecinos que han ido dicen que todo se ha caído”, repite cada vez más pausado, conteniendo las lágrimas.
Refundación en marcha
Pedro Periche, director regional de Educación de Piura y encargado de este refugio, asegura que en este emplazamiento se dará la refundación de la mayor parte de los 11 caseríos con los cuales contaba Cura Mori. Asegura que el gobierno regional de Piura trabajará con ellos para instalar los servicios básicos.

Mientras hablamos, bajo la sombre del zapote, llegan hasta el arenal la señora Estela con sus hijos. Se ha enterado de que acá se reubicarán los vecinos afectados de Cura Mori. Ella llega en busca de un nuevo inicio. Cristo Viene, Cristo la acogerá. Tomado de el peruano 

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