El avance tecnológico requiere continuamente de más energía,
tanto para producir, como para consumir sus productos, lo que se mantiene
constante es la cantidad de agua necesaria para la vida sobre la tierra en
todas sus formas.
Las fuentes más utilizadas por la humanidad son los
hidrocarburos que no son un bien renovable, en cambio el agua es un recurso
permanente, al menos en condiciones naturales, se la consume y vuelve a alguna
fuente.
El problema es en qué condiciones vuelve. El uso industrial
y agricolaganadero en particular son grandes contaminadores del agua, lo que
hace que su disponibilidad no sea tan permanente o
comience a escasear en algunas regiones.
comience a escasear en algunas regiones.
A esto debemos agregarle la incidencia del cambio climático
en la distribución del agua que está resultando alterada con más frecuencia de
lo esperado, es decir, se ha alterado la distribución histórica del agua. En
regiones donde era abundante ahora es escasa y donde antes escaseaba o era solo
la suficiente, ahora sobra al punto de producir inundaciones.
Decía hace pocos días, el Lic. en Economía Ambiental,
Antonio Elio Brailovsky, “estamos sometidos a continuas presiones para que
olvidemos nuestros vínculos con el medio natural. Pero nada de lo que ocurre en
el ámbito de la cultura masiva es casual. La depredación de nuestro ambiente ha
sido posible por la inacción de muchas personas, que creyeron que gracias a la
ciencia y la técnica ya no necesitábamos del aire puro y del agua limpia”.
Para agregar, “Este olvido de nuestro componente natural es
el que permite la escasa atención que se presta a los problemas vinculados con
el agua. El agua es el hilo conductor de la vida sobre la Tierra, forma las dos
terceras partes de nuestro cuerpo y las políticas públicas vinculadas con el
agua deberían ser la máxima prioridad para cualquier sociedad humana que
intente sobrevivir”.
Basta comparar la escasa atención que le prestamos a las
cuencas hídricas con la que le dedicamos al dólar, para darnos cuenta del modo
perverso en que han condicionado nuestros pensamientos.
Decía al principio que el agua está sometida a variaciones
inusuales. Tenemos la experiencia de nuestro país donde desde hace cinco años
pasamos de sequias a inundaciones en forma permanente. Recientemente se conoció
un estudio científico sobre el comportamiento del Amazonas y los desastres que
pueden producirse cuando ocurre una crecida, para muchos de nosotros
inimaginable, de 20 metros de altura.
El Amazonas es un rio de gran influencia en el clima y la
ecología global. Está vinculado a los sistemas climáticos del Pacífico que
originan gran parte de las lluvias que lo alimentan y del Atlántico donde
desemboca. Nuestras sociedades se
encuentran en continuo riesgo de desastres, debido a las conductas
irresponsables que provocaron cambios en el clima del mundo y que muchos
dirigentes políticos se niegan a reconocer.
Por contraste, tenemos cada vez más sequías en las zonas
áridas. Un ejemplo alarmante son los caudales de los ríos de Mendoza, afectados
por una larga sequía. El Boletín de
Información Hidronivometeorológica de la provincia informo el pasado 17 de
Septiembre, las cifras actuales con los
promedios históricos para ver la magnitud de la emergencia. Por ejemplo, el río
Mendoza tenía un caudal promedio histórico de 22 metros cúbicos por segundo y
acaba de tener sólo 13. Con los demás ríos pasa lo mismo.
Las explotaciones petrolíferas tradicionales, tanto en
tierra como en el mar son naturalmente contaminantes y altamente agresivas para
el ambiente, pero el método de fracking, prohibido en varios países es
promocionado por el gobierno mendocino como la panacea del futuro, para lo cual le asignó una importantísima
cuota, de la ya escasa agua disponible a las petroleras para que extraigan
hidrocarburos mediante este método. Como se ve los cuadros adjuntos, la zona
más afectada por la sequía, donde el caudal del río bajó más, es la de
Malargüe, precisamente donde se hace esta
extracción petrolera.
extracción petrolera.
Además lo sorprendente, es que las empresas que lo realizan
ya están subsidiadas con millones de
dólares, en desmedro del agua que necesitan personas y cultivos, esto sumado a
que existe el riesgo muy elevado, de que causen una contaminación irreversible.
Es decir, que a cambio de unos pocos años de petróleo de muy alto costo,
(cuando tenemos cuencas de explotación convencional de más bajo costo de
explotación) nos quedaríamos sin agua potable durante muchas generaciones.
Agregamos que existe una tecnología para extraer petróleo por fracking, pero
que en el mundo no se ha desarrollado ninguna tecnología para controlarlo.
A todo esto el gobierno mendocino ha optado, como método
para imponer el fracking por
judicializar el trabajo de los periodistas locales, que tratan esta problemática.
En abierta contradicción con la libertad de prensa e información.
Finalmente debo decir, que Mendoza es una provincia donde conviven tres regiones
geográficas, la seca o tundra, la polar de tundra, la polar de hielos eternos y
la desértica, siendo esta última la que más territorio ocupa. Mendoza es un
“gran” oasis que comenzaron a crear nuestros antepasados los indios, huarpes y
continuó hasta la fecha, con tesón y esfuerzo y administrando el agua como un
el bien más preciado.
En estas condiciones se convirtió en productora vitivinícola
por excelencia, además de su diversidad de frutas, especialmente de carozo y
hortalizas de calidad. Todo lo que tantas generaciones, crearon con tanto
esfuerzo esta en serio riesgo de desaparecer, o por falta de agua o por la
contaminación que el fracking
conlleva. La humanidad vivió
millones de años sin petróleo, pero nunca sin agua.
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
Periodista de Investigación – FLACSO
Para: ASOCIACION ECOLOGISTA RIO MOCORETA
osvaldopimpignano@gmail.com
Las imágenes fueron tomadas de la Web
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