En México, 1 de cada 4 jóvenes queda fuera del
bachillerato
- Redacción
El Sol de México
Por Saúl Hernández, Moisés García, y Eduardo
Grajales
“El Charolas”, como todos lo conocen en su barrio porque
siempre carga la bandeja que usa como mesero, decidió a los 12 años dejar de
estudiar y ponerse a trabajar. Hoy debería estar en la preparatoria, pero ni
siquiera terminó la secundaria, a pesar de que desde el año 2012 la educación
en México es obligatoria hasta el nivel medio superior.
Este muchacho originario de Guanajuato es uno de 1 millón
732 mil jóvenes que por su edad deberían estar cursando el bachillerato pero en
realidad se encuentran fuera del sistema educativo.
Según la Encuesta Intercensal que el INEGI levantó en 2015,
el 27% de los mexicanos que tienen entre 15 y 17 años –edad adecuada para
cursar la educación media superior de acuerdo con los parámetros del Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE)– no asiste a la escuela.
Dicho de otra forma: uno de cada cuatro jóvenes en edad de
estudiar el bachillerato, no lo hace.
Lejana, la cobertura
universal
Si bien, la cobertura en primaria, secundaria y bachillerato
ha crecido significativamente desde hace 25 años, en ninguno de los tres
niveles se ha logrado que el 100% de los niños y jóvenes estén dentro de las
aulas.
En 1990, el 89% de los niños en edad de ir a primaria (6 a
11 años) lo hacía, lo mismo que el 79% de los que debían asistir a secundaria
(12 a 14 años) y la mitad de los jóvenes que debían estudiar la preparatoria
(15 a 17 años). Para 2015, estos porcentajes subieron a 98%, 93% y 73%, respectivamente.
Quiere decir que hoy tenemos a casi todos los niños que
deben estar en primaria en la escuela, pero en el caso de la media superior la
cobertura sigue siendo insuficiente, especialmente cuando hay un mandato
constitucional que exige universalizarla a más tardar en el ciclo escolar
2021-2022.
Manuel Gil Antón, investigador de El Colegio de México
(Colmex), indica que universalizar el bachillerato significa que “todos los
mexicanos en edad de estudiar ese nivel lo estén haciendo”.
En este sentido, sentencia que la probabilidad de lograr una
cobertura universal en el bachillerato es lejana ya que aunque se logre que
todos los estudiantes que terminan la secundaria entren a la preparatoria, aún
quedarán miles de jóvenes que como “El Charolas” abandonaron antes la escuela.
“Tenemos a muchos jóvenes que no están en la preparatoria
porque aunque tengan 15, 16 o 17 años no tienen la secundaria o la primaria
terminada… fueron echados del sistema antes ya sea por necesidad económica o
porque la oferta en los niveles previos no existió o fue de muy mala calidad”,
indica el especialista en educación.
Los padres de “El Charolas” tampoco terminaron la educación
media. Su madre abandonó los estudios en el tercer semestre del bachillerato
cuando quedó embarazada y su padre ni siquiera cursó la secundaria.
En su familia aún no existe una persona que haya egresado de
este nivel; todos trabajan desde muy jóvenes en diversos oficios. Pese a su
historial familiar, él confía en que su hermana menor, quien ahora cursa el
sexto año de primaria, pueda algún día llegar incluso a la Universidad.
Pobreza, primer factor de
abandono
El plantel 312 del Sistema de Educación Media Superior a
Distancia (EMSAD) del Colegio de Bachilleres de Chiapas (COBACH) se localiza en
la comunidad de Yaltem, a hora y media del
municipio de Chamula.
En el ciclo escolar 2014-2015 la escuela logró captar a 22
estudiantes, pero para el ciclo 2015-2016 la matrícula ya había descendido a
16. Infortunadamente, de esa primera generación hoy solo 11 jóvenes están a
punto de concluir y apenas cuatro tienen intención de ir a la Universidad. Este
microcosmos educativo esboza muy bien lo que sucede en todo el país.
Yaltem es una comunidad muy pobre donde los recursos apenas
alcanzan para la manutención familiar. Los niños son enviados a preescolar y
primaria para aprender lo básico (leer, escribir, sumar y restar) y luego
casarse o ponerse a trabajar.
Para colmo, el dominio de esas habilidades se ve mellada por
continuas suspensiones escolares derivado de las típicas fiestas religiosas,
asuetos oficiales, reuniones de padres o sindicales, falta de profesores
bilingües y enfermedades, entre otros.
Los adolescentes que logran entrar a la secundaria tienen
altas probabilidades de no concluirla. Los hombres desertan llegada la
temporada de siembra o cosecha, pues tienen que ayudar a sus padres en las
labores del campo.
Las mujeres recurrentemente truncan sus estudios por
matrimonios prematuros que, como parte de los usos y costumbres, son pactados
por sus padres en montos que oscilan entre los 16 y 50 mil pesos.
Y quienes logran avanzar al bachillerato, la mayoría de las
ocasiones es porque su permanencia escolar contribuye al gasto familiar
mediante el apoyo que reciben de las becas PROSPERA y que se incrementan casi
al doble –hasta 2 mil pesos– al ingresar a la preparatoria.
Para Manuel Gil, el factor determinante para abandonar la
escuela incluso antes del bachillerato es la pobreza. Aunque quisiera, una
buena parte de la población más pobre no puede seguir estudiando por razones
económicas o porque no hay oferta educativa cerca de donde vive.
Prefieren ganar
dinero
Un segundo factor tiene que ver con lo que el especialista
denomina la “pobreza escolar” y que se manifiesta en al menos dos sentidos:
uno, en la baja posibilidad de aprobar los cursos dadas las deficiencias que
los estudiantes arrastran de los grados previos y dos, porque la escuela les
resulta extremadamente aburrida.
Y finalmente hay una tercera causa: los jóvenes prefieren
trabajar, en lugar de estudiar, como una opción que les ofrece más ingresos en
el corto plazo para obtener los artículos de consumo que les son atractivos.
La Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media
Superior (ENDEMS) hecha por el gobierno federal en el año 2012 ya daba cuenta
de estas causas de abandono. De acuerdo con la encuesta, las principales
razones para dejar el bachillerato tienen que ver con la falta de dinero, los
malos resultados académicos y los embarazos.
El especialista del Colmex también alerta sobre la
posibilidad de que los jóvenes que abandonan la escuela lo hagan atraídos por
las opciones que les ofrece la economía informal o peor aún las actividades
ilícitas, desde la delincuencia común hasta el crimen organizado. TOMADO DEL
SOL DE MEXICO
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