La lucha de Uruguay contra la explotación sexual infantil
Por Agustina Arredondo |
A días de que se celebrara el Día Internacional contra la
Explotación Sexual y la Trata de Personas, el Instituto del Niño y Adolescente
de Uruguay reveló que el año pasado hubo 352 casos de explotación sexual
infantil. El número preocupa, teniendo en cuenta que en 2007 y 2009 las cifra
llegaba sólo a 20. Sin embargo, el dato habla de un avance en la lucha contra
este delito. La sociedad civil y el Estado están logrando que este grave
problema de la sociedad uruguaya se visibilice y desnaturalice, poniendo en
jaque las prácticas sociales que permiten su producción y reproducción.
Los casos que antes quedaban en rumores, se negaban y no
eran problematizados, ahora se están empezando a denunciar. El año pasado
fueron más de 3.000 las intervenciones requeridas al instituto, según
especificó la presidenta del INAU, Marisa Lidner, y sólo hasta junio de este
año el Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial
y No Comercial de la Niñez y la Adolescencia (CONAPEES) registró ya 282 casos
confirmados.
Las cifras no son casuales y hablan de la transformación
simbólica que se pusieron al hombro de forma conjunta las organizaciones de la
sociedad civil y el Estado. En 2010 Uruguay nombró al 7 de diciembre como el
Día Nacional contra la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y
Adolescentes, y desde 2013 se llevaron adelante campañas para colocar el tema
públicamente como un problema social, económico y cultural, para sacarlo de las
sombras.
“La tolerancia hacia la problemática ha sido y sigue siendo
generalizada”, advierte el CONAPEES en uno de sus informes. El CONAPEES, creado
en el año 2004, es el órgano interinstitucional que elabora, propone y articula
políticas públicas en relación a la problemática social. Lo preside el INAU y
está compuesto por organismos estatales, organizaciones de la sociedad civil y organismos
cooperación internacional, como UNICEF.
Para el titular del CONAPEES, Luis Purtscher, la batalla más
importante a librar es contra “el mercado del deseo”. “La realidad de Uruguay
respecto al ESCCNA no escapa a lo que es la región y el mundo, tiene que ver
con razones subjetivas en cuanto a la construcción que hay sobre las niñas y
adolescentes, que expresa relaciones de dominación, y también con cuestiones
estructurales del sistema, en el que todo se mercantiliza y el consumo pasa a
ser el principal motivo de la vida de las personas”, explicó a Latinoamérica
Piensa.
La ESCNNA atraviesa todas las clases sociales y tampoco
distingue entre sexos, aunque el CONAPEES advierte que la situación de
explotación afecta en su mayoría a las mujeres más excluidas. “Son muy pocos
los que niegan la explotación a niños o adolescentes varones de manera rotunda.
Existen, pero se visibilizan en menor cantidad, personas trans y se cree que
son mayores de edad”, destaca en el informe “Un secreto a voces”, en el que analizó
las percepciones sobre la explotación sexual comercial en Montevideo Oeste.
Allí develó que algunas familias participaban como explotadoras y /o
facilitadoras de la situación de explotación, sin que esto minimice el rol del
explotador-perpetrador, y que incluso se
fingen relaciones de “noviazgos” para invisibilizar del delito.
Al caracterizar a la ESCNNA, Purstcher habla de “cuestiones
sistémicas” y advierte que la clave está en las “relaciones de poder”, en las
prácticas sociales que producen y reproducen el sistema patriarcal-capitalista,
transformando en mercancías, en objetos de cambio, el cuerpo de niñas, niños y
adolescentes. “En el perfil del explotador sexual siempre encontrás que está en
una relación de poder dominante. Y hay que aceptarlo, una parte de las
economías de los hombres está destinado a la compra de sexo”, resaltó el
presidente del CONAPEES.
La mayoría de los casos se registran en las fronteras, por
una nueva oleada migratoria que se está viviendo en el país y afectan en su
mayoría a las jóvenes de los países limítrofes en extrema vulnerabilidad.
“Recorre transversalmente todas las clases sociales, pero ser mujer y pobre
sigue siendo un aspecto de prevalencia”, señaló Purstcher.
El CONAPEES elaboró un Plan Nacional 2016-2021 para
sensibilizar, capacitar, evaluar y proteger ante la explotación sexual a los
niños y niñas uruguayos. El programa, de carácter quinquenal, contiene
distintos objetivos que se expresan en 100 acciones a través de la realización
de campañas para que Uruguay deje de negar esta realidad, pero además para
promover reformas en la normativa nacional.
“La ESCNNA no se va a terminar mientras exista un sistema
que lo alimenta y reproduce y un lenguaje que lo justifica e invisibiliza, pero
siempre algo se puede hacer para paliar algunos de los principales efectos de
estas cuestiones sistémicas”, puntualizó Purstcher. Para el presidente del
CONAPEES, lo principal es “generar dispositivos de atención” que dejen atrás al
“espacio de impunidad”. “Se le tiene que creer al niño o a la niño, no debe ser
solo su cuerpo y su voz el instrumento de prueba. Tiene que poder constituirse
como sujeto de derechos”, concluyó su presidente. // tomado de pagina 12 //
prensa latina
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