Así se ha juzgado a los terceros en los conflictos del mundo
La relación de las empresas bananeras con los grupos
paramilitares fue declarado delito de lesa humanidad, lo que quiere decir que
no prescribe. FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
La relación de las empresas bananeras con los grupos
paramilitares fue declarado delito
Es un hecho que en el conflicto armado colombiano no solo
han participado las guerrillas, las autodefensas y la Fuerza Pública, también
lo han hecho políticos y empresarios. Este martes 16 de mayo un grupo de
organizaciones defensoras de Derechos Humanos presentará ante la Fiscalía de la
Corte Penal Internacional un documento en el que se le pide investigar la
complicidad de ejecutivos de la empresa multinacional Chiquita Brands en la
comisión de crímenes de lesa humanidad.
Entre 1997 y 2004, Chiquita participó en el financiamiento
de las actividades de las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc, en total 1,7
millones de dólares fueron pagados a través de un elaborado esquema de
contabilidad. El grupo paramilitar, que ya había sido calificado como
organización terrorista por los Estados Unidos en el momento de los pagos, es
responsable de más de 3.700 asesinatos, creando un reino de terror en los
territorios bajo su control.
Hasta la fecha, ningún ejecutivo de Chiquita ha sido
responsabilizado a pesar de que la compañía admitió su culpa ante un tribunal
de Estados Unidos.
Pero más allá de lo complejo que puede resultar que la CPI
resuelva el tema, ya que hasta el momento solo ha llegado a un puñado de
condenas por los más graves crímenes, con la Jurisdicción Especial para la Paz,
JEP, que es el sistema de justicia transicional acordada entre el Gobierno y
las Farc para juzgar los más graves delitos cometidos con ocasión del conflicto
armado, se abren las posibilidades para que la responsabilidad de los
empresarios sea juzgada y debidamente sancionada.
Empresarios y justicia transicional
Un estudio preliminar de la Universidad de Oxford contó 114
procesos de justicia transicional, de los cuales 16 han buscado mecanismos
judiciales o extrajudiciales para abordar la complicidad corporativa.
El documento “Complicidad corporativa en Argentina: un
análisis preliminar” reseñó que en 11 países se han iniciado acciones
judiciales contra empresas. Solo cinco han incluido investigaciones de la
complicidad corporativa en las comisiones de la verdad. Dos de ellas han
perseguido judicialmente la responsabilidad y complicidad corporativa.
“Nuestros datos preliminares de responsables judiciales de
complicidad corporativa sugieren que hay cerca de 58 firmas, o han estado,
envueltas en 61 procesos civiles o criminales de complicidad corporativa. En
una amplia mayoría de los casos, 65 %, son proceso civiles, tres de cada diez
casos (35 %) son procesos criminales”, dice el documento.
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espejo para Colombia
Además, señala que el 51 % de los casos fueron llevados a un
Estatuto de reclamación por agravios contra extranjeros (ATS, por sus siglas en
inglés Alien Tort Statue) un estatuto que permite a ciudadanos extranjeros ser
juzgados por la justicia de EE.UU. por violaciones cometidas fuera de ese país.
El 36 % fueron a cortes domésticas, mientras 11 % fueron a cortes extranjeras.
Solo un caso, el de Radio Relevisión Mille Coulines, una compañía de radio, que
fue oído en una corte internacional: El Tribunal Internacional Criminal de
Ruanda.
EL COLOMBIANO consultó varias fuentes bibliográficas, entre
ellas “La paz responsabilidad de todos”, Pax for Peace, de Joris van de Sandt
& Marianne Moor; “Corporate Accountability in the Context of Transitional
Justice”, de Sabine Michalowski; “Corporate complicity in Argentina: a
preliminary analisis” y “Responsabilidad corporativa y justicia transicional”,
de Sabine Michalowski y Juan Pablo Cardona Chaves, y pudo concluir que estas
son las experiencias más significativas de justicias transiciones en el mundo que,
de algún modo, intentaron investigar y juzgar la complicidad y la
responsabilidad corporativa en las dictaduras, las guerras y los conflictos
armados.
OLGA PATRICIA RENDÓN MARULANDA Soy periodista egresada de la
Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde
entonces, no he parado de preguntar. TOMADO DE EL COLOMBIANO
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