EFE Decenas de miles de personas se concentraron hoy en
Hambach (oeste de Alemania) para celebrar la paralización, por decisión
judicial, de la tala en un bosque milenario adyacente donde la eléctrica RWE
pretende ampliar una mina de carbón a cielo abierto.
“Es con diferencia la mayor manifestación que ha visto la
cuenta minera renana”, aseguró Dirk Jansen, gerente del colectivo ecologista
Liga de Protección de la Naturaleza y el Medio Ambiente (BUND) en el estado
Renania del Norte-Westfalia, donde se encuentra este bosque.
Los organizadores hablaron de unos 50.000 manifestantes,
mientras que la policía evitó dar una estimación de participación.
La concentración -mitad manifestación de protesta, mitad
acto festivo- discurrió de forma absolutamente pacífica entre última hora de la
mañana y primera de la tarde.
Michael Müller, presidente de la ONG NuturFreunde, aseguró
por su parte que la manifestación persigue mucho más que la preservación del
bosque de Hambach: “Se trata de si podemos evitar o no la autodestrucción
ecológica de la humanidad. No sólo queremos el fin del carbón, sino también el
del petróleo y el gas”.
La manifestación estuvo temporalmente prohibida, después de
que la policía decidiese no permitirla, al considerar que no podía garantizar
la seguridad de una concentración así, pero el Tribunal de lo
Contencioso-Administrativo de Aquisgrán dio la razón a los ecologistas.
De forma paralela el Tribunal Superior de lo
Contencioso-Administrativo de Münster decidió este viernes paralizar la tala
del bosque hasta conocer el resultado de la denuncia interpuesta por la Liga de
Protección de la Naturaleza y el Medio Ambiente (BUND en sus siglas en alemán)
contra el plan de RWE, al que se han opuesto de forma frontal los movimientos
ambientalistas.
La batalla contra la tala del bosque de Hambach, de unos
12.000 años de antigüedad, lleva más de seis años en marcha, desde que en 2012
grupos de activistas ocuparon el área forestal para evitar su destrucción.
RWE logró recientemente el apoyo de las autoridades locales
para extender su cercana mina de carbón a cielo abierto en cien hectáreas y la
policía empezó hace unas semanas a desalojar a los activistas que se habían
instalado en el bosque en decenas de casas colgantes en las copas de los
árboles.
El desalojo se topó con una gran resistencia por parte de
los activistas y de los vecinos de la zona, que comenzaron a manifestarse en
los alrededores.
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